El 16 de junio, es decir, ya sin Rajoy en La Moncloa, leí en LOC de El Mundo, esa “mierda” de papel para la Letizia del “compi yogui”, que el Duque de Braganza, alguien que sería rey de Portugal si no viviera en una república desde 1910, declaró que “El Gobierno de Rajoy obligó a Felipe VI a ser más duro de lo que él habría querido con el desafío catalán”. Las ententes entre casas reales hacen pensar que el rey español tenía que saber que el duque portugués le ayudaría a lavar su pasado inmediato ante un gobierno distinto, aún quedando como un monigote primero y un indecente después, en ambos casos ante Rajoy. Es probable, pero para responder con más criterio podría servirnos Matías Vallés quien, sagaz observador de gestos y estados de ánimo, el 30 de junio titulaba en Diario de Mallorca que “Felipe VI y Merkel están hartos”, lo que sustentaba, por ejemplo, con esta afirmación: “La ironía territorial ha querido que los semblantes cariacontecidos, así como los envejecimientos súbitos, de Felipe VI y Merkel provengan de los desplantes recibidos desde comunidades periféricas”.
En medio de otra situación política inestable y bloqueada regresa el recuerdo de Juan Carlos I, que primero nombró a Suarez y después se implicó en el complot para destruirlo, incluido el flirteo con los organizadores el 23F de 1981, no solo Pilar Urbano lo afirma, aquel intento de golpe de estado de los de verdad. Hoy, tras 40 años de una monarquía que no ha resuelto las tensiones territoriales puede que el rey haya tejido dos maniobras. Con la primera habría salvado a Rajoy, que también estaba harto, asegurando a Sánchez la no beligerancia del ex contra una moción de censura. Y así ocurrió, ante la sorpresa de propios y extraños, pues podría haber mantenido el gobierno en manos del PP. Con la segunda, Felipe VI buscaría resolver su propia “hartura”. Partiendo de que ningún partido político quiere dar la palabra al pueblo sobre la forma de Estado, el rey le habría anunciado a Sánchez su renuncia en fecha a convenir, a cambio de la contención de los independentistas, cosa que de momento parece que funciona. Enfrente, ni PP ni C’s podrán quejarse si el propio rey no lo hace.
Hoy mismo, 9 de julio, Quim Torra ha mantenido una reunión de más de dos horas con Sánchez y en la rueda de prensa posterior al encuentro ha dicho esto: “Todos los partidos políticos españoles nos tendrán a su lado en las actividades orientadas a republicanizar España”. Eso, tras hacer referencia a las urnas espontáneas de Vallecas en las que votaron cerca de ocho mil personas hace unos días y sin el apoyo de ningún partido importante. Sorprende que ningún medio se haya hecho eco de lo que acabo de escuchar y ver que decía el catalán ¿Se ha ido de la lengua el señor Torra con una palabra tan calculada? ¿Está Quim también implicado en una abdicación real sin relevo y aprovecha para hacer valer el evidente papel de Catalunya? Si la cosa funciona y hay república en España, como en Portugal, Francia o Italia, Felipe VI habrá sido un gran maniobrero, y también se dirá de él que fue generoso y decente.