Cada año se dedican más hectáreas de cultivo a la viña en Menorca. Así se obtiene un vino que, según la bodega que tomemos, varía en color, sabor y matices. La calidad ha sido el objetivo de estas pequeñas explotaciones que, algunas con mayor o menor éxito, han llevado su producto hasta el mundo de la restauración o de las estanterías de los supermercados.
Este año ha sido positivo para las marcas menorquinas pese a que la meteorología y la presencia de enfermedades en la vid han marcado ciertas dificultades. Los propios agricultores han previsto la manera de sortear los obstáculos y ahora, en el momento de la vendimia, parece que han visto recompensado sus esfuerzos. Según la explotación vinícola a la que consultamos, o bien han empezado con la uva blanca ya hace días o bien están aún esperando el punto de maduración de cierta especie, como el chardonnay. El factor que dispara la recolecta es la voz del experto enólogo que ha ido revisando el grado de maduración día a día durante las últimas semanas. En el acierto de este experto está la diferencia entre un buen vino u otro mejor.
El resultado del trabajo de estos días va a dar las primeras botellas (normalmente de vino blanco o rosados) esta próxima temporada de Navidad. En el caso de vinos tintos, la espera puede alargarse unos cuantos años, según el proceso de maduración de barrica que cada uno le de a su vino.
Algunas fuentes apuntan que en el pasado los agricultores de Menorca apostaban fuerte por la viña, hasta tener una producción notable. La extensión de viña plantada en Menorca en la actualidad ronda las 42 hectáreas, que para empezar ya supone un crecimiento de superficie cultivada del 139 por ciento respecto a 2005, año a partir del cual se disponen de registro de cifras y en el que constaban 17,2 hectáreas. La producción de las principales nueve bodegas de la isla produjeron algo más de 1.500 hectolitros en 2016.
El mayor mercado del vino menorquín continua siendo la propia isla, además de Mallorca. En esta última isla, la producción ha crecido hasta casi colapsar la oferta. En Menorca se están sumando nuevos inversores extranjeros que han ido comprando fincas con mucho terreno para poder desarrollar también su propio vino.