Las extraordinarias condiciones de atmósfera que tiene la cavidad han permitido que se hayan conservado elementos de tejido, hueso, abalorios y otros en muy buen estado. Tres años después de excavar aproximadamente 25 centímetros de tierra han hallado una gran cantidad de huesos que corresponden a personas de todo tipo y edad.
Lo que más ha sorprendido a los investigadores es que hay cuerpos de personas que alcanzaron más de 60 años, lo que para aquella sociedad era vivir mucho tiempo. Así pues se entiende que la sociedad menorquina de hace 3 milenios atrás tenía un sentido de protección a la vejez muy avanzado.
Entre las piezas halladas, se encuentra un punzón fabricado en hueso, tintes rojos, restos de cabello, botones de vestimentas. Entre los botones, hay un tipo determinado que jamás se había visto antes en Menorca. Si a eso le sumamos las cuentas de lo que parece un elemento ritual, el equipo considera más que probado que hay varios objetos o ingredientes que no se encontraban en la isla en aquel tiempo y empuja a pensar que debieron ser introducidos desde el exterior, probablemente a través de un comercio por vía marítima. La población menorquina vivía en familias que se asentaban en algún lugar concreto. Vivían de los recursos naturales de la zona y ejercían actividades de agricultura y ganadería a cierto nivel. También eran magníficos carpinteros.
Se ha estimado que la profundidad de tierra en el suelo de la cueva puede alcanzar en algunos lugares los 75 centímetros por lo que se estima que aún hay mucho trabajo por delante para los arqueólogos.