“La teoría se la conocen, la práctica -plantarse, romper el silencio y frenar el acoso a tu compañero- es lo que veradaderamente cuesta”, señala Javier Martín, delegado de Participación Ciudadana en Baleares de la Policía Nacional. Él y su compañera Silvia son, probablemente, de los agentes más populares entre los jóvenes de Palma y Manacor ya que se encargan de visitar los centros educativos para interactuar con los chavales y mostrarles la realidad del acoso escolar: uno de cada tres niños está involucrado en alguna forma de acoso y uno de cada cinco, en cyberbullying.
Traumas, desórdenes, ansiedad, depresión… Las consecuencias son fatales y por ello hay que incidir en la prevención. Por ello, la Policía Nacional ofrece charlas de 50 minutos en aulas escolares de la isla: “No hay un perfil, ésto por desgracia ocurre en cualquier tipo de centro”, indica Javier.
“Está claro que en menos de una hora no vamos a solucionar el problema de raíz pero sí es importante que los chicos vean que dos policías, uniformados, vienen expresamente a hablar de un tema y les ofrece ayuda en primera persona. Porque eso es, ante todo, la Policía: ayuda”. No obstante, también les advierten de las consecuencias sociales y penales que supone. “Deben ser conscientes de lo que implica una amenaza, una vejación, la difusión de imágenes ajenas sin consentimiento”. Si lo dice un policía impone más, suma credibilidad.
El físico, la manera de ser, de comportarse, sacar buenas notas, ser callado… Cualquier excusa vale para arrancar el calvario de la víctima. “Y no es nada nuevo, cuando llegamos al aula, todos saben de qué va la historia y cómo hay que pararlo, pero pocos se atreven a romper ese pacto de silencio colectivo porque ¿y si luego van a por mí?”, afirma Javier. “Por eso, yo siempre les digo lo mismo: imaginad que se lo hacen a vuestro hermano pequeño. ¿Actuarías?”
Según este policía nacional experto en el acoso escolar, la amenaza cara a cara se ha contenido, pero el ciberacoso aumenta. “Hemos conseguido entre todos que las agresiones físicas dejen de crecer pero aumentan en la red”. Según la institución anti-bullying Ditch the Label, un 42 por ciento de los jóvenes acosados reciben la agresión por Instagram, un 37 por ciento a través de Facebook y un 21, por Snapchat. ¿La manera más común de herir? Dejar comentarios ofensivos en fotos y posts, enviar mensajes desagradables por privado y crear perfiles falsos de la víctima.
El agente destaca que “respeto y empatía es igual a convivencia”. Y añade que “saber transmitir el valor de la diversidad, desde pequeños, es fundamental”. “Todos somos raros, únicos, diferentes. Enseñémoslo a nuestros hijos desde el ejemplo”.