La imparable crecida del precio de alquiler asfixia a miles de ciudadanos y familias de Balears y las asociaciones sociales dan la voz de alarma: cada vez reciben más peticiones de ayuda y acogida de usuarios, incapaces de afrontar siquiera una habitación de pago. La asociación de acogida de Es Refugi (Mallorca), por ejemplo, tiene una lista de espera de casi dos meses. Más de la mitad son hombres de más de 55 años con escaso o ningún subsidiio.
Aprovechando el Mercadet de Nadal d’Es Refugi -que este año se celebra los días 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre- la asociación advierte que, tanto el comedor social como el centro de acogida, se ha disparado la necesidad de apoyo a parados de larga duración y mayores de 45 años, que han acabado las prestaciones sociales y si las tienen, cobran menos 450 euros, por lo que “no pueden ni alquilar una habitación”.
A lo largo del 2017, Es Refugi atendió 108 personas, que se vieron abocadas a pedirles ayuda para cubrir sus necesidades básicas como puede ser el alojamiento o la alimentación.
El 90 por ciento de las personas atendidas por la asociación no tienen vínculos familiares y si los tienen, están muy deteriorados. El grueso son hombres sin pareja, separados o divorciados.
Por otro lado, Es Refugi quiere llamar la atención sobre que para las personas mayores de 55 años, que suponen un 52 por ciento en el centro de acogida y un 38 por ciento en el comedor social, “el esfuerzo es casi titánico, porque muchas veces quedan excluidas del mercado laboral“. En 2017, 11 personas de más de 65 años durmieron en el centro.
Por otra parte, el 90 por ciento de los usuarios que acompañó a la entidad no había alcanzado la primera etapa de la educación secundaria.
Con esto, Es Refugi quiere poner de manifiesto la necesidad de reforzar las políticas públicas dirigidas a estos colectivos, dado que se encuentran en una situación de vulnerabilidad aguda y casi no pueden optar a una segunda oportunidad.