Los aparatos que miden las partículas tóxicas que llevan el aire ya han hecho que, en otros lugares, las centrales térmicas que quemaban combustibles tipo fuel oil, cambiaran su forma de trabajar. Normalmente pasando a la quema de gas, que es mucho más ecológico, aunque no deja de ser otro combustible fósil.
Algunos estudios también han detectado mayor presencia de tumores cancerígenos entre la población que vive a menos de cinco kilómetros de distancia de la zona de combustión y, por tanto, bajo la acción de respirar las partículas tóxicas que se desprenden.
En la charla que organizó Ara Maó en el Ateneu de Maó esta semana , el epidemiólogo yexperto en salud pública Ildefonso Hernández apuntaba que está en manos de la sociedad civil organizada el exigir cambios que acaben sin tapujos con esta combinación de emisiones y problemas de salud entre los ciudadanos.
Hay muchos elementos que pueden influir en la aparición de enfermedades pero, desde el punto de vista epidemiológico, los expertos no tienen dudas; ante la evidencia de la existencia de un aire contaminado y datos que respaldan a nivel médico que hay un aumento de casos de enfermedades, se tiene que intervenir en favor de cambios que protejan la salud de los ciudadanos. En el caso de la central del puerto de Maó parece claro que se tiene que adoptar la misma medida que se tomó en otras latitudes y acabar con la combustión de energías fósiles o, al menos, cambiar el tipo de combustible de manera que se puedan optar por gas en lugar de fuel oil, que contamina mucho menos.