Como distribuidores, su gremio es uno de los termómetros del consumo en el turismo.
Sin duda, somos el termómetro. Recuerdo a un presidente de la Federación de Hoteleros que cuando quería saber cosas ciertas me llamaba: “¿oye, cómo va la cosa?”.
¿Tan fino se puede hilar?
Le pongo un ejemplo: seis huevos consumidos son seis clientes. Lo que sale es lo que se consume. Cuando la distribución de alimentos y bebida va a cien por hora, el turismo va a cien por hora.
¿Y este 2018, cómo ha ido?
Un poco por debajo, pero casi igual que el 2017, la verdad es que no se puede decir que haya sido un año muy complicado. Es cierto que no ha habido crecimiento e incluso en que en algunos productos como helados y bebidas se ha gastado menos. En general se ha consumido una cantidad parecida a la del año anterior.
¿Y esa estabilidad se prolongará en el 2019?
Uf… Todavía hay quién cree que el turismo lo aguanta todo. Y eso no es verdad. El turismo es la industria más sensible que existe. Los turistas son personas y se quejan. Todos los esfuerzos que hacemos en el sector, hoteleros, restauradores, comercios, distribuidores, todo ello se puede ver seriamente afectado por determinadas actuaciones que tienen una gran importancia a pesar de que algunos quieren quitarle hierro.
Lo que no es posible es que desde determinadas entidades se fomenten esos mensajes de que sobran turistas. Todo eso está fomentado, no lo dude
¿Se refiere a…?
Estas manifestaciones del tipo tourists go home, a esos que dicen que los turistas no son bienvenidos y que no queremos a nadie más. No lo parece, pero todo eso hace mucho daño. Y ello se suma a que hay otros destinos que vuelven a funcionar, lo que conllevará que el turismo se reparta. Pero lo más importante es que nosotros hagamos las cosas bien. Sabemos hacerlo bien y lo haremos. Lo que no es posible es que desde determinadas entidades se fomenten esos mensajes de que sobran turistas. Todo eso está fomentado, no lo dude.
Se ha llegado a hacer chascarrillo. Se repite mil veces aquello de que “la palabra del año es turismofobia”. Tendemos a pensar que el turista es alguien que pasa por aquí unos días y después se vuelve a casa. ¿Tiene memoria?
Sin duda, y se acuerda de todo, especialmente de lo malo. De lo positivo a veces se olvidan. Si en el último minuto le hacemos una trastada se olvida de lo bueno, eso nos pasa a todos. Mire, el aeropuerto es lo primero y lo último que ven y, por tanto, tiene que estar perfecto. ¿Y qué vemos? Pancartas contra el turismo…. No se puede permitir, el turismo es un bien de estado hasta que encontremos otra cosa, que no creo que la encontremos. Es inadmisible que por intereses ideológicos de gente que no tiene ni idea de lo que habla esto suceda. No quieren turismo, sólo quieren seguir viviendo y no saben de qué. Podemos hablar de destinos emergentes, de bréxit, de competencia de precios… Podemos hablar de todo eso, pero lo primero es entender qué significa el turista para nosotros y cómo lo tratamos.
Tenemos que usar menos el coche. Ojo, eso los turistas lo entienden
¿Y cómo los tratamos?
Bueno… Hemos visto que a un turista que aparcaba el coche y se pasaba del tiempo de la ORA le ponían el cepo en la rueda. Volvían con los niños y se encontraban el coche inmovilizado. Eso no es una broma, te cargas las vacaciones una familia. Imagínese que tienen el hotel en Cala Ratjada… ¿Qué hacen? Y de eso se acordarán… ¿Estoy diciendo que no hay que imponer sanciones? Claro que sí, pero sin recurrir a medidas extremas de ese tipo que perseguían a los coches de alquiler. Es un ejemplo nefasto de cosas que hemos hecho.
Nos acercamos al final de legislatura. ¿Ha habido política turística o ha primado la ideología sobre la gestión?
Ha ganado la ideología, sin duda. Biel Barceló comenzó muy mal, si bien es cierto que supo rectificar, mejoró y acertó en algunas cosas. Todo el mundo tiene derecho a tener su ideología y a vivir como quiera su vida privada, pero es muy complicado que los máximos responsables de Turismo sean antiturismo. No lo digo yo, es evidente. Así es imposible que la máxima responsable de Turismo se pueda sentir integrada porque no le gusta lo que hace. Y esto ha pasado desde los máximos dirigentes hacia abajo, a los que han elegido para hacer el trabajo.
Tenemos un problema serio en las carreteras. Los distribuidores están todo el día en ellas…
Sí, un problema serio.
¿Tiene solución? Se lo pregunto por el famoso desdoblamiento Llucmajor-Campos. Buena parte del tráfico a Llevant pasa por ahí.
Todos pasan por ahí te guste o no. Recuerdo los tiempos de Fomento de Turismo con Álvaro Middleman, ya dije que “ni un metro más de lo estrictamente necesario”. Hemos consumido demasiado territorio, no podemos seguir consumiendo de ninguna manera. Lo pienso cuando veo algunas urbanizaciones colgadas de las montañas, las ves desde la mar y dan ganas de pegarle al que las ha permitido. Ahora bien, sí que hay supuestos “estrictamente necesarios”, y la carretera Llucmajor-Campos es uno de esos casos. Es paso obligado para una zona amplísima en la que viven muchos ciudadanos y hay turismo. Aquella carretera es un suicido, debe arreglarse. Volvemos a chocar con la ideología. ¿Hay que hacer autopistas de tres carriles? Pues no, pero debe arreglarse.
Es mentira que los hoteleros no apoyen el producto local. De no ser así el campo estaría muerto
¿Y los atascos?
¿Atascos? (Ríe) No, atascos es lo que hay en Barcelona desde hace cuarenta años los domingos por la tarde cuando vienes de Gerona, eso son atascos. Estamos acostumbrados a una buena vida y cómoda… Salvo un accidente u obras nadie ha estado parado diez minutos con el motor del coche encendido en un atasco. Lo de las obras, bueno, esa es otra, hay que hacerlas cuando toca y no cuando a uno se le pasa por la cabeza. Y no olvidemos el segundo cinturón de Palma. No se acaba y es necesario, deberían hacerse pasos subterráneos en las rotondas o pasos elevados. Y también tenemos que aprender a dejar el coche un poco, a no ser dependientes de él.
Esas soluciones que apunta tal vez no sean muy complicadas de pensar, la ejecución es otra cosa. Son medidas que pasan de cuatro años, que trascienden una legislatura.
Claro. El proyecto del segundo cinturón lleva años sobre la mesa. Cambian los gobiernos, se para, se pone en marcha, no se acaba… e insisto, tenemos que usar menos el coche. Ojo, eso los turistas lo entienden.
¿Y eso, cómo se hace?
Buscando sistemas y alternativas. Por ejemplo, Formentor. No caben todos los coches que quieren ir. Me parece muy bien que se creen aparcamientos disuasorios y se pongan buses lanzadera. Tendremos que entender que las cosas son así. Estábamos acostumbrados a ir con el coche a todos los sitios y aparcar.
Siempre se habla de la competencia de los productos del exterior, de si se venden más y más baratos que los locales. Yo siempre he pensado que hoteleros, restauradores y sector primario de aquí deberían estar enamorados. ¿Cómo es esa relación?
Una vez más nos encontramos con gente que habla sin saber de lo que habla. El sector turístico consume los productos de aquí que tiene a su alcance. Si no hay, no los puede consumir. He oído algunos responsables de asociaciones de payeses quejándose de que los hoteleros no consumen productos locales… No es cierto, se equivocan. Yo, como distribuidor, digo que eso es mentira. El hotel necesita productos y la producción local a veces no alcanza a cubrir la demanda. Es más, si los hoteles no consumieran los productos locales le aseguro que el campo estaría muerto. Debe tenerse en cuenta que los hoteles necesitan un suministro constante, tienen los menús planificados… Lo mismo sucede en los restaurantes. Una cosa es consumir producto local y otra es que ese producto pueda cubrir la demanda.
El camión eléctrico es el futuro, sin duda, y llegará, pero hoy no es posible en los plazos que se marcan
Tampoco alcanza para cubrir la demanda de los ciudadanos…
Por eso, no nos basta a nosotros, es normal que tampoco sea suficiente para los hoteles. Pero sí que hay algunos productos que tienen mucha salida.
¿Qué producto local demandan los turistas?
El queso, por ejemplo. En esta comunidad tenemos dos quesos, el de Mallorca y el mahonés. Todos los hoteles lo tienen. Los embutidos… No hay ningún bufé de hotel en el que no se sirva sobrasada, butifarrones o camaiot. Se sirve porque a los turistas les gusta, de lo contrario no se lo pondrían. Respecto a la carne… Yo he estado en reuniones con hoteleros, Asaja, payeses, para llegar a compromisos sobre, por ejemplo, cuántos corderos se necesitan y cuántos se pueden suministrar. El hotelero necesita la garantía de que tendrá el producto. El vino… Todos los hoteles tienen vinos de aquí en la carta, y se consumen.
El bufé de un hotel de Balears está muy por encima de la media de cualquier destino turístico del mundo
Entonces la relación entre sector primario y turismo es buena…
Es mentira que los hoteleros no apoyen el producto local. Se lo repito: de no ser así el campo estaría muerto. No sé por qué nos inventamos estas cosas, por qué tenemos esa manía de ir los unos en contra de los otros. Otra cosa es que el precio sea ajustado. Nadie va a comprar a precios que están fuera de mercado.
¿Cuál es la calidad de la comida en hoteles y restaurantes?
Se lo voy decir de forma muy clara: estamos a la altura de lo mejor del mundo. El bufé de un hotel de Baleares está muy por encima de la media de cualquier destino turístico del mundo. Una vez más nos encontramos con esa manía de hablar mal de nosotros mismos. Se dice que en los hoteles se sirve porquería… No es verdad. En hostelería, restauración, comercio y distribución sabemos muy bien lo que tenemos que hacer y qué debemos ofrecer al turista para cuidarlo y que esté satisfecho.
Lo que más vendemos de aquí son lácteos, quesos, natas… Muchos embutidos y helados. En los hoteles tienen una media de entre 15 y 20 quesos diferentes. Hoy estamos importando quesos de alto nivel que antes no hubiéramos imaginado. El salmón ahumado… Todos los hoteles de cuatro estrellas y muchos de tres tienen todo el salmón que el cliente quiera consumir. Son sólo dos ejemplos de la calidad que se ofrece.
¿Cómo afectan al sector de la distribución las restricciones anunciadas por el Govern al diésel?
Cuando se comenzó a hablar del tema me dirigí a la Consellería. Creo que se ha creado una alerta totalmente innecesaria. Un camión de reparto en Baleares dura mínimo de diez o doce años porque hacen menos kilómetros que en la península. Hay que amortizarlo. Si en en el 2025 no pueden circular tendremos que dejar de comprarlos hoy mismo. Me contestaron que lo retrasaban al 2033, ahora hablan del 2050. Demasiada incertidumbre. Un compromiso así debe ser del orden mundial, no puede decidir en una comunidad ni en un país.
Si las cosas no se regulan esto sería la selva. ¿Se imagina que cualquier fenómeno se planteara construir 500 hoteles más?
¿Existen hoy alternativas?
Nos hemos movido mucho, hemos mirado y remirado qué podemos hacer. Hemos pedido a los concesionarios que hablaran con los fabricantes. No hay alternativa. Esto es lo que hay. El camión eléctrico es el futuro, sin duda, y llegará, pero hoy no es posible en los plazos que se marcan. Y pensemos en enchufar todos los coches… No hay ni enchufes ni las centrales eléctricas pueden cubrir la demanda. No es tan fácil decir que cambiaremos los vehículos. Mire, hace unos años se quiso apostar por el gas. Hay una estación de servicio cerca de Son Banya… ¿Qué pasa con el que tiene un camión en Cala Ratjada? Todo avanzará, habrá acuerdos políticos a nivel mundial. En lo que sí somos punteros en nuestro sector es en la energía solar.
En el sector de la distribución hay muchos autónomos. ¿Qué se dicen entre ellos ante las anunciadas subidas fiscales?
Es lo mismo que con el coche eléctrico… Creamos unas alarmas de locura. Los autónomos están perdidos, no saben dónde están. Hoy se dice blanco, mañana negro, una cosa y la contraria… Es un colectivo muy importante. Tenemos que hablar, eso sí, del autónomo de verdad, no del falso autónomo por conveniencia. Ahí se debería actuar para evitar agravios comparativos. Hay empresas que tienen sus empleados y funcionan como toca y se ven perjudicadas por estas prácticas.
Al hilo de lo que me cuenta, y esto me lo dicen desde otros sectores, es frecuente la queja de que el que hace las cosas bien encima está penalizado, que, por decirlo de una manera coloquial, parece el tonto de la película.
Es así. Uno hace las cosas bien y se le castiga. Van a buscar al que hace las cosas bien. Hay que parar la competencia desleal. Hemos visto algunos casos de distribuidores que no cumplían con la norma sanitaria y encima se produjeron declaraciones de políticos que me parecieron muy aventuradas con el riesgo de que la cosa acabara en la prensa extranjera. Por fortuna la cosa se paró mediante unos acuerdos entre distribuidores y Consellería. Colaboramos de una manera muy intensa porque somos los principales interesados. Imagínese el daño que haría una intoxicación masiva de turistas. En honor a la verdad, lo hacemos muy bien los distribuidores, los hoteleros y los restauradores. Servimos millones de desayunos, comidas, cenas, tapas…. Hay casos de algunos que no trabajan como toca, pero no se puede generalizar. Además, es muy difícil hacer trampas porque el nivel de exigencia del cliente es muy alto. Tenemos muchos controles. Por la cuenta que nos trae nos esmeramos al máximo.
¿Se podrían racionalizar los costes de la insularidad en el transporte?
Tenemos lo que tenemos, vivimos en islas, son maravillosas y ello nos ha dado de vivir. El entorno nos ha dado de comer y al mismo tiempo tiene desventajas. ¿Deberíamos subvencionar de alguna manera el transporte? Sin duda. ¿Debería haber más navieras y más líneas de barco? Pues también. Pero yo no creo en liberalizarlo todo. Creo en la economía de mercado, pero controlada. Los excesos del capitalismo ya hemos visto adónde nos llevan. He vivido (en la etapa de AFEDECO) la muerte del comercio tradicional. Nos decían que teníamos que competir, que eso era bueno y al final nos cargamos el comercio.
¿Es esa regulación de la que habla aplicable al alquiler vacacional?
El alquiler vacacional existe y debe estar, pero totalmente regulado y pagando los mismos impuestos que paga un hotel, con las mismas garantías sanitarias, que sea visible, que se pase una ficha del inquilino por seguridad igual que se hace en un hotel… Y de ninguna manera se puede permitir en viviendas plurifamiliares. El que se compra un piso es para vivir, no para que le monten al lado una actividad económica. Si las cosas no se regulan esto sería la selva. ¿Se imagina que cualquier fenómeno se planteara construir 500 hoteles más?
Lo que sucede es que todo el mundo quiere su parte del pastel.
Siempre te sale el que dice “yo tengo una parcela y quiero hacer un hotel”. Pues haberlo hecho en su momento, qué quieres que te diga. Las cosas son así y siempre lo han sido.