Skip to content

“Si defendemos nuestra cultura y nuestro patrimonio, hemos de defender el catalán”

Entrevista al menorquín Llorenç Huguet, rector de la Universitat de les Illes Balears

Huguet, durante la entrevista (Foto: mallorcadiario.com)
Huguet, durante la entrevista (Foto: mallorcadiario.com)

El actual rector de la Universitat de les Illes Balears, Llorenç Huguet (Ferreries, 1953), ocupó por vez primera el cargo entre 1995 y 2003. Su segunda etapa como máximo responsable de la UIB se inició hace seis años, en 2013. Licenciado en Matemáticas y doctor en Informática, Huguet fue primero profesor en la Universidad Autònoma de Barcelona y luego en la institución que ahora preside. Persona afable y cordial, no rehúye ninguna cuestión durante la entrevista, ni siquiera cuando se le pregunta por el caso Minerval, que en 2017 afectó al catedrático de la UIB Pablo Escribá. Dicho docente fue investigado entonces por la presunta comercialización de un posible futuro fármaco contra el cáncer. El caso se acabaría cerrando por la vía penal, si bien la Consejería de Salud del Gobierno balear abrió un expediente sancionador contra Escribá.

 

¿Qué puede hacerse para evitar situaciones como el caso Minerval?

El caso Minerval es un ejemplo paradigmático de lo que son actuaciones recriminables dentro de una institución pública de investigación. El informe policial originario hablaba de “estafa” y eso nos preocupó mucho, sobre todo pensando en las personas que de buena fe habían confiado en ese producto. En ese contexto, quiero agradecer la colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer, que estuvo en contacto con las familias más afectadas. Como sabe, el proceso judicial finalmente se cerró, determinando que no hubo estafa.

Es cierto, sí…

Aun así, todo lo ocurrido nos llevó a crear nuestro propio código interno de integridad, pues es importante que si pasa algo reprobable, tengamos los elementos para poder actuar rápidamente. Es verdad que nunca se puede garantizar al 100 por cien que casos así no se puedan producir en una universidad, pero lo que nosotros debemos hacer es intentar asegurar que el comportamiento de todas las personas que conformamos la comunidad universitaria sea lo más ético posible.

En mis tiempos de estudiante de Filosofía, en las aulas había aún pizarras, tizas y libros. ¿Esto sigue siendo así o ya sólo hay ordenadores y tablets?

Bueno —sonríe—, podríamos decir que todo lo que usted vivió, incluidos los trabajos, los horarios estrictos o las clases magistrales, gradualmente irá desapareciendo. Está habiendo un gran cambio, que no es disruptivo, sino que poco a poco se va produciendo. El conocimiento ya no sólo se transmite a través de un profesor en una clase, sino que hoy en día las fuentes de ese conocimiento son múltiples, unas mejores y otras peores. En ese sentido, creo que en el futuro el profesor será más un guía en el proceso de aprendizaje que un transmisor y que la universidad se convertirá en aquella institución que podrá acreditar o no los conocimientos que una persona diga que ha adquirido en una rama determinada. Dicho esto, creo que no debemos dejarlo todo en manos de las nuevas tecnologías y que debemos seguir formando a los estudiantes en valores y en habilidades.

 

¿Es partidario de volver a una prueba de Selectividad única e idéntica para toda España?
El diagnóstico de hacer una única prueba en todo el país es acertado. El problema surge al buscar cómo hacer realidad esa unicidad. Es ahí cuando realmente se complica el sistema, pues sería muy difícil poder hacer las pruebas en las 17 comunidades autónomas el mismo día, con la misma hora para cada asignatura. Además, quedaría el tema de la corrección de los exámenes, en el que no podríamos tener esa unicidad, pues la calificación depende de cada profesor. Por tanto, mi parecer ante la propuesta de una prueba única sería el de ir profundizando en los criterios, que sean cada vez más unificados, mejorando lo que sea mejorable. Como le he indicado, llegar a una prueba única es muy difícil desde el punto de vista logístico, pero sí es interesante hacer esfuerzos para aumentar la equidad para todos los estudiantes, sean de la comunidad que sean.

¿Está hoy la UIB en el “top ten” de las universidades españolas?
En el conjunto de España, estamos siempre en las posiciones punteras, tanto en investigación como en docencia y en innovación tecnológica. Yo diría que efectivamente estamos en el “top ten” de las universidades españolas. Sin embargo, el ranquin que más nos interesa y con el que sacamos pecho es el famoso “Ranquin de Shanghai”, que valora unas 20.000 universidades. De ese total, selecciona 4.000 y acaba distinguiendo 1.700 finalmente. En ese ranquin, nuestra Universidad ha ido subiendo posiciones, desde la 860 en 2013 a la 560 este año. Nuestro objetivo es situarnos dentro de las 500 mejores universidades del mundo. Lo importante es intentar mejorar y mantenerse luego siempre dentro de una variación que no sea muy significativa.

¿Ha sido positiva la creación de la Facultad de Medicina?

Es evidente que la creación de la Facultad de Medicina ha sido muy beneficiosa, no sólo para la Universidad, sino también para la propia Comunidad. Todo el mundo sabe que el ámbito de la salud es hoy un gran motor para la investigación y la innovación. Además, los expertos dicen que tener una Facultad de Medicina mejora el propio servicio sanitario, porque muchos profesionales de ese ámbito se acaban implicando en la formación. De ese modo, se crea un nexo yo diría que indestructible entre el estudiante y el profesor que ha tenido, ya que luego coinciden ambos en el mismo hospital.

El debate sobre el catalán es un debate que se produce a nivel social cada cierto tiempo

Fue un proyecto largamente reivindicado…

Sí, así fue. A partir de un determinado momento, el Govern creyó en ese proyecto. Y aquí tengo que destacar la fortaleza de la presidenta Francina Armengol. A partir de ese momento, las dificultades que surgieron tanto a nivel mediático como político se pudieron vencer. Gracias al trabajo conjunto de la Consejería de Educación, la de Salud y la propia UIB, en un tiempo récord de nueve meses se pudo poner en marcha la Facultad de Medicina, que ya empieza a estar bien valorada dentro del conjunto de facultades. Además, cada vez son más los isleños que optan por estudiar Medicina en nuestra Universidad.

¿Cuál puede ser el papel de la UIB en el futuro?

Por una parte, la Universidad tiene que cultivar conocimientos, crear otros nuevos, difundirlos a nivel de sociedad y también implicarse en el hecho social que vive nuestra Comunidad. Hemos de ser una Universidad arraigada en nuestro territorio, tanto por lo que se refiere a la cultura como también a la lengua y el patrimonio. Por otra parte, a partir de aquí podemos ser una institución que asesore para que quienes realmente pueden tomar decisiones lo hagan con conocimiento de causa. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es un esfuerzo para que las investigaciones que se realizan en la Universidad contribuyan, por ejemplo, a favorecer un modelo de turismo sostenible o el cuidado del medio ambiente. En definitiva, se trata de que desde el conocimiento se contribuya a mejorar el bienestar de las personas que viven en nuestra Comunidad.

Semanas atrás trascendió que la UIB quiere que unas becas que se conceden hoy sólo a hombres se den también a mujeres…

Sí, es así. Son unas becas creadas por el Real Colegio Mayor de España en Bolonia en el siglo XIV, que se han ido manteniendo como unas becas prestigiosas para estudiantes básicamente del ámbito jurídico-social. A dichas becas sólo pueden acceder hombres, que además deben ser hispanos y de conducta intachable. Esos requisitos no son ya defendibles en pleno siglo XXI, además de suponer una discriminación que la Constitución, las leyes autonómicas y la propia UIB no permiten. Por eso envié una carta al Real Colegio Mayor de España en ese sentido y expuse el caso en la última Conferencia de Rectores, que también actuará para intentar cambiar esos requisitos, preservando siempre el prestigio de esas becas.

Hemos de intentar asegurar que el comportamiento de todas las personas que conformamos la comunidad universitaria sea lo más ético posible

¿Cree que hay hoy un exceso de universidades en España?

Quizás convendría distinguir aquí entre universidades y centros de formación superior. Esta división no se hace aún hoy en España, pero quedará recogida en la nueva Ley de Universidades, que esperemos que se apruebe en esta nueva legislatura. En las universidades es esencial la labor de investigación, mientras que los centros de formación superior están más centrados en la docencia. Por otra parte, no son comparables las universidades públicas y las universidades privadas. Una universidad pública no tiene afán de lucro, se mantiene básicamente con los impuestos de los ciudadanos y está enfocada hacia una enseñanza que a veces no es rentable. Por lo que respecta a las universidades privadas, pocas ofrecen a lo mejor Filosofía o Filología, pero todas quieren dar Derecho o Medicina.

En ocasiones se ha acusado a la UIB de ser una institución catalanista centrada en la defensa de la lengua catalana…

Desde el punto de vista institucional, el Estatuto de Autonomía nos consagra como la entidad de referencia con respecto al catalán. Eso lo asumimos no por imperativo legal, sino por convicción. Si nosotros manifestamos que queremos estar enraizados en nuestro territorio, no debemos olvidar que la lengua forma parte de nuestra cultura, de nuestro patrimonio y de una cierta identidad. En los recientes exámenes de Selectividad, más del 90 por cien de los jóvenes que se han presentado han respondido en catalán, sin que eso fuera algo impuesto. A nivel docente, la lengua forma parte de la libertad de cátedra. Por tanto, una persona puede enseñar en castellano, sin que esté discriminando el catalán. Yo creo que hay una cierta convivencia bilingüe de manera natural.

¿No existen entonces problemas de carácter lingüístico en la UIB?

Sinceramente, creo que no los hay. Esos supuestos problemas lingüísticos no los tenemos. Puedo exponerle por ejemplo el caso de los estudiantes de origen extranjero provenientes de la emigración, que no ponen ningún reparo al catalán. Además, dentro de la Universidad se enseña en catalán, se enseña en castellano, se enseña en inglés, se enseña en francés y se investiga mucho en inglés, que en la actualidad es la lengua franca en investigación. El debate sobre el catalán es un debate que se produce a nivel social cada cierto tiempo, pero pienso que si defendemos nuestra cultura y nuestro patrimonio, hemos de defender el catalán. Por otra parte, defender además la unidad de la lengua catalana no significa olvidar o descuidar las variedades lingüísticas de cada isla. Como menorquín, tengo unas modalidades que no son las mallorquinas.

Debemos seguir formando a los estudiantes en valores y en habilidades

Hace unos meses, la UIB cumplió 40 años. No sé si el día en que se celebró el aniversario cerró los ojos y pidió un deseo. Si no, puede hacerlo ahora…

Me gustaría que en el futuro entendiéramos la UIB como un elemento importantísimo de cohesión social e incluso territorial, algo que en parte ya se está haciendo. Me gustaría también que se viera la Universidad no sólo desde el punto de vista crítico, que también, sino que además hubiera voluntad de colaborar para mejorarla. En ese sentido, hago un llamamiento a nivel político y también empresarial, si bien desde hace ya cierto tiempo el mundo de la empresa se está implicando cada vez más en la UIB. En definitiva, me gustaría que se entendiera la UIB como un elemento clave del futuro de la sociedad balear.


Deja un comentario

Your email address will not be published.