El fenómeno de la despoblación se acentúa y, en 2018, la mitad de las provincias españolas perdieron residentes respecto al año anterior, según han informado fuentes de la Fundación BBVA en un comunicado.
Los pueblos de 1.000 o menos habitantes, que representan el 61,5 por ciento del total de municipios españoles, son los que más han sufrido el desplazamiento de habitantes y actualmente solo concentran al 3,1 por ciento de la población. Por el contrario, casi el 80 por ciento de la población vive en municipios de más de 10.000 habitantes.
Por provincias, destaca el aumento de personas en Guadalajara, que ha ganado un 53,8 por ciento de residentes desde el año 2000, seguida de Almería, Girona, Baleares y Tarragona.
La despoblación es un fenómeno demográfico y territorial que se inició en España a principios del siglo XX como respuesta al modelo de industrialización, que ofrecía mayor creación de empleo, competitividad e ingresos en las ciudades y, por consiguiente, una mejor calidad de vida.
El envejecimiento y el crecimiento vegetativo negativo, derivados de la salida de personas jóvenes en edad de trabajar, hacen que la despoblación persista y sea un proceso que va más allá del flujo de población de las zonas rurales a las urbanas, según las mismas fuentes.
España presenta ganancias de población a lo largo de las dos últimas décadas, salvo entre 2013 y 2016, acumulando un crecimiento del 15,4 por ciento entre 2000 y 2018. No obstante, este comportamiento a nivel nacional presenta grandes variaciones en función de la región que se analice.
Guadalajara (53,8 por ciento) es con diferencia la provincia con mayor crecimiento de población, seguida a distancia por Almería (36,9 por ciento), Girona (34,7 por ciento), Baleares (33,5 por ciento) y Tarragona (33 por ciento). Guipúzcoa (6,7 por ciento) es la única provincia que gana población de forma ininterrumpida año tras año.
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