No, no es un juego de palabras con el color político que se les supone a los desesperados del pacto del abrazo.
Y no, tampoco tiene nada que ver con que, a la hora en que escribo, el Ibex 35 haya perdido casi tres puntos desde la hora del acuerdo firmado para pedir perdón al electorado por el 10N, mientras el CAC 40 y el DAX 30 se mantienen, y la Bolsa de Milán hasta se permite subir un punto y medio.
España cotiza en rojo porque a los cinco inversores que presumen de arriesgarse no les ha dado la gana ponerse de acuerdo en el valor de lo que tienen entre manos.
No les da la gana, aunque el lunes día 11 hayan visto salir huyendo con su perrito a uno de los cinco, quizás el más presumido.
Y no les ha dado la gana, sobre todo, porque no están dispuestos a deshacerse de un pasivo que, si lo liquidaran, podrían evitar la salida de unos accionistas mucho más importantes, que vienen advirtiendo hace tiempo que quieren retirarse de este mercado, y están pidiendo firmar un contrato.
Como no tenemos tiempo para juegos ni adivinanzas es mejor reconocer que usted ya sabe que el accionista que quiere vender su parte del capital se llama Catalunya, y que el pasivo que no quieren saldar los cinco socios cobardes se llama Monarquía.
Es tanto el miedo que provoca gobernar España que incluso una sola sentencia de la Justicia europea que avalara las demandas de los líderes republicanos condenados o perseguidos podría ser suficiente para romper el maleficio que nos está arruinando.
… se nos han puesto árboles delante para que no nos fijemos en el bosque… los medios hablan y hablan de abrazos, de pactos, de preocupación por la coalición de izquierda -curiosamente obviando el auge de la ultraderecha-, .. pero no veo por ningún lado trabajos de investigación que nos informen de la deep web política nacional, los hilos que manejan los lobbies de presión que intuimos están ahí, el Florentino, la corona, la conferencia episcopal, el IBEX35, las eléctricas, el ejército, la gran banca… los mismos que mentó en su famoso lapsus el presidente en funciones, y que ahora está azuzando su batería mediática en contra del pacto de las izquierdas, metiendo cizaña, creando un malestar artificioso profetizando desastres sin nombre… es penoso, pero sobre todo es rastrero