La leche materna es la fuente óptima de nutrición para los recién nacidos, y por ello, la lactancia materna cuenta con el firme apoyo de organizaciones gubernamentales y profesionales de la medicina debido a sus reconocidos beneficios con respecto a la nutrición, la función gastrointestinal, la protección inmediata contra las enfermedades infecciosas y el bienestar psicológico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los recién nacidos sean alimentados sólo con leche materna durante los primeros meses para ayudar a protegerlos de infecciones y enfermedades inflamatorias, además de proporcionarles los nutrientes y la energía que necesitan.
Y todo esto concuerda con las investigaciones publicadas por la Consejería de Salud y Consumo del Gobierno de las Islas Baleares, que afirman que la probabilidad de que el bebé sufra de alergias del tipo inmunológico, como la dermatitis atópica, el asma, la leucemia, o enfermedades crónicas intestinales, se ve reducida o retrasada por esta lactancia materna durante los primeros 6 meses de vida.
Sin embargo, muchas mujeres abandonan la práctica poco después del nacimiento de sus hijos, una situación que a menudo se debe a la falta de apoyo de las madres primerizas y a la conciliación laboral.
La dermatitis atópica, uno de los problemas más comunes en bebés y niños
La dermatitis atópica es un tipo de eccema, o inflamación de la piel, que desarrollan cerca del 12 por ciento de los bebés entre los 3 y 6 meses de edad. Aunque puede durar toda la vida, a menudo desaparece antes de los 10 años.
Esta afección cursa con una serie de síntomas que pueden manifestarse o no, como piel seca y escamosa, picazón severa, enrojecimiento e inflamación, protuberancias o piel oscura en párpados o alrededor de los ojos, que pueden aparecer en cualquier área del cuerpo.
En los bebés, los síntomas generalmente afectan la cara, el cuello, el cuero cabelludo, los codos y las rodillas. En los niños, los síntomas generalmente afectan la piel dentro de los codos, en la parte posterior de las rodillas, en los lados del cuello, alrededor de la boca y en las muñecas, los tobillos y las manos.
Más allá de la conexión genética, los médicos no saben por qué algunos niños la desarrollan y otros no, aunque hay evidencias de que la lactancia materna y el momento de los primeros alimentos sólidos pueden influir. Por lo tanto, no hay una cura o tratamiento definitivo que elimine los síntomas, solo ciertos métodos para prevenir y retrasar las fases agudas de la dermatitis atópica.
El papel que cumple la lactancia materna en la prevención de esta afección viene determinado por su composición. La leche materna humana contiene una variedad de sustancias inmunológicamente activas, incluyendo inmunoglobulinas, enzimas antimicrobianas y varios leucocitos.
También contiene compuestos antiinflamatorios y promotores de tolerancia, tales como ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, factor activador de plaquetas (PAF)-acetilhidrolasa e interleucina 10 (IL-10). Además, se ha identificado una variedad de agonistas y antagonistas de las respuestas inmunitarias innatas, incluyendo el antígeno CD-14.
Todos estos componentes inmunológicamente activos de la leche materna pueden interactuar con el sistema inmunológico neonatal para modificarlo y hacerlo más o menos tolerante con respecto a los alérgenos, lo que determina la presencia de la afección en un futuro.