La compañía de análisis de márketing en relación a juegos electrónicos y deporte Newzoo aporta datos de interés sobre cómo consumimos nuestro tiempo de ocio. El año pasado toda la industria que se genera alrededor de los videojuegos creció un 10’9% y estuvo a punto de alcanzar los 135.000 millones de dólares. En nuestro país ya son cerca de 25 millones de personas las que juegan en este mercado que genera unos 2.000 millones de dólares. Eso sitúa a España en el noveno puesto del ránking por generación de divisas.
Pese a que muchos padres muestran su preocupación por la capacidad absorbente de los videojuegos, también hay quien entiende que es una salida profesional para muchos jóvenes que buscan un trabajo creativo y tecnológico. Entre los días 28 de noviembre y 1 de diciembre en Barcelona se celebra una feria específica para acercar este aspecto del mundo de los videojuegos a aquellas personas que quieran labrarse un futuro en este campo, en la feria NiceOne Barcelona.
Con este precedente muchos expertos comentan sus opiniones de cómo convivir con los videojuegos sin que se convierta en un problema. Todos los caminos que trazan los expertos señalan que es preciso una buena base educacional para que los niños o jóvenes sepan cómo disfrutar de los videojuegos sin caer en excesos, sin dejarse llevar por juegos violentos o inapropiados para su edad e incluso evitando aquellos que fomentan ciertas prácticas como apostar o comprar indiscriminadamente gadgets o suplementos para seguir avanzando en el juego.
Por este motivo no es difícil entender que sería un buen consejo que hubiera una formación básica tanto en colegios como en el ámbito familiar de cómo disfrutar de los videojuegos conociendo de antemano algunos elementos; saber a qué juego jugamos, entender las limitaciones de tiempo y edad para jugar, no evadirnos con el juego si no socializar con él -jugando en familia primero-.
El primer miedo de los padres respecto a los videojuegos es, sobre todo, el desconocimiento a qué se enfrentan. Por eso se recomienda que los padres jueguen -o como mínimo supervisen- a sus hijos en un primer momento. Los videojuegos en sí son buenos para el desarrollo cognitivo y social del niño. Hay juegos que estimulan áreas del cerebro relacionadas con el cálculo, la estrategia o los sentimientos. También ayuda a potenciar la memoria. Únicamente se han de conocer ciertas premisas para encajar el tipo de juego y edad con el niño o joven que se pone frente a los mandos.
… mil veces mejor una buena partida a un videojuego… que una estúpida clase de catequesis