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Pornografía: el potenciador de la violencia machista del que casi no se habla

Un informe de la UIB muestra los riegos de otorgar a la pornografía un rol educativo

Psicólogos, pedagogos y sexólogos coinciden en señalar que la pornografía, que llega fácilmente a niños, adolescentes y jóvenes a través de internet, transmite referentes que favorecen la violencia machista.
Psicólogos, pedagogos y sexólogos coinciden en señalar que la pornografía, que llega fácilmente a niños, adolescentes y jóvenes a través de internet, transmite referentes que favorecen la violencia machista.

Psicólogos, pedagogos y sexólogos coinciden en señalar que la pornografía, que llega fácilmente a niños, adolescentes y jóvenes a través de internet, transmite referentes que favorecen la violencia machista. La sexóloga Núria Jorba afirma que el visionado de pornografía sin una educación sexual en casa y en las aulas impide a los jóvenes ser críticos y esto dificulta que pueda distinguir entre la ficción de la pornografía y la realidad del sexo.
“La pornografía que consumen los niños a través de ordenadores, tabletas o móviles reproduce conductas machistas en las que se cosifica a la mujer“, advierte Jorba, que aboga por que los menores accedan a estos contenidos cuando ya tengan educación sexual previa.

El informe “Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales”, publicado recientemente por la red Jóvenes e Inclusión y la Universidad de las Islas Baleares, ha revelado que el 70 por ciento de los jóvenes de entre 16 a 29 años han resuelto sus dudas respecto a la educación sexual con internet y los amigos.

Este informe, que se llevó a cabo para estudiar el impacto de la pornografía en los jóvenes y adolescentes, comprende 2.500 encuestados en siete comunidades de entre 16 y 29 años, en su mayoría heterosexuales (76,7 %), y muestra los riegos de otorgar a la pornografía un rol educativo.

“Aquellos adolescentes que consumen pornografía de contenido sexual violento tienen significativamente más probabilidades de vincularse a agresiones sexuales”, concluye el informe.

La psicóloga y sexóloga Montse Iserte subraya “la necesidad de educar para generar capacidad crítica” ya que “el acceso a la pornografía es inevitable”.

Según esta experta, prohibir el acceso a la pornografía, lejos de resolver el problema, puede causar que se trate de acceder a estos contenidos en lugares de más riesgo al hacerlo fuera de casa.

“El problema es la incapacidad de los jóvenes de entender qué es ficción y qué es realidad. Con la violencia física tenemos otros patrones, como los padres, la familia y amigos, que nos han dicho qué hacer y qué no hacer, pero con sexualidad no tenemos nada de eso”, explica Iserte.

La sexóloga afirma que el cine para adultos convencional degrada a la mujer al mostrarla “sumisa y pasiva, que actúa para satisfacer al hombre y que nunca se niegan a nada“. “Existe una pornografía alternativa que muestra un sexo realista, pero que no tiene la difusión que tiene la pornografía convencional”, subraya la experta.

Añade que “ante este vacío que deja la falta de educación sexual, los jóvenes han adoptado la pornografía como su referente, tratando de reproducir muchas veces las actitudes que ven, acomplejándose en relación a los cuerpos que muestran los vídeos y obteniendo su idea acerca de qué es o debería ser el sexo”.

“El problema es que se llega a creer que los hábitos, cuerpos y dinámicas que se muestran son las correctas; todo gusta, nunca se dice que no, todo son gemidos de placer y no siempre va así”, ha puntualizado Jorba.

La periodista y divulgadora sexual Noemi Casquet denuncia que esta pornografía convencional “solo representa un tipo de placer, pero faltan muchas otras representaciones y muchas veces se centra en el abuso de un hombre hacia una mujer a la que le gusta ser abusada y eso no corresponde a la realidad”.

“No se trata de romper con el modelo del porno, sino con un modelo social en todos los ámbitos, incluido el de la pornografía que defiende una única representación de los cuerpos, porque en la sociedad hay diversidad de cuerpos, fantasías y placeres”, concluye Casquet.


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