Para empezar definamos economía circular: Se trata de un sistema económico cerrado de las interacciones entre economía y medio ambiente. Lo que entra en el flujo de consumo, que proviene de las materias primas y recursos naturales, acaba de nuevo volviendo al origen o se transforma para que siga circulando, evitando así que se consuman más elementos de la naturaleza.
La isla de Menorca ha conseguido mantenerse casi inalterable respecto a la expansión económica de la sociedad de consumo que ha depredado muchos territorios (a nivel de paisaje y/o recursos naturales) pero no ha acabado de ser el ejemplo que podría ser como espacio de respeto al entorno. Faltan aún muchas propuestas que cierren ese círculo.
En estos días se está hablando mucho de la gestión de residuos como una asignatura pendiente de resolver porque, aunque conocemos la teoría, en la práctica no se aplica en el grado que sería deseable.
La economía circular tiene propuestas de valor ofrecidas por productos circulares que permiten la extensión de la vida del producto, el sistema de servicio del producto, los servicios virtualizados y el consumo colaborativo. Además, este componente comprende los incentivos y beneficios ofrecidos a los clientes para traer de vuelta productos usados. Eso apenas está empezando a aplicarse en ejemplos como el de devolver el vaso de plástico duro y reutilizable en las fiestas patronales. Es un paso, pero hace falta aún acostumbrar mucho más a la población y a quienes nos visitan.
Otras formas de economía circular se apoyan en los principales recursos: elegir proveedores que ofrezcan materiales de mejor desempeño, virtualización de materiales, recursos que permitan regenerar y restaurar capital natural y recursos obtenidos de clientes o terceros destinados a circular en bucles de material (preferentemente cerrados). La Fundación Mestral vuelve a meter ropa que ha utilizado otra persona dentro del círculo de consumo, tras lavar, reparar o adecuarla para el mostrador de venta. En otros lugares ya se imponen fórmulas más atrevidas que alquilan ropa nueva a sus clientes, quienes van cambiando el contenido de su armario sin que por ello se tenga que fabricar más ropa.
Los ejemplos que se aplican en otros lugares son actividades clave centradas en aumentar el rendimiento a través de una buena gestión interna, un mejor control del proceso, modificación de los equipos y cambios tecnológicos, compartición y virtualización, y mejorar el diseño del producto, prepararlo para los lazos materiales y volverse más respetuoso con el medio ambiente.
Otro ejemplo en el que Menorca podría aprovechar los recursos disponibles para crear otros es en el de la fabricación de abarcas que tienen una suela de goma. No todas las marcas (pero alguna sí) aprovecha neumáticos para la parte que está en contacto con el suelo. En el mercado hay otras empresas que lo hacen de manera habitual.
Algunas piezas destinadas al automóvil se están sacando ya del reciclado de botellas de plástico tipo PET. En este caso del plástico vuelve a la cadena de producción en lugar de acabar en, por ejemplo, el mar.
La propia industria de la construcción dispone de recursos para aprovechar restos de madera para hacer placas de aglomerado que vuelven a la obra en forma de paneles aislantes o de carga para cocina, marcos o muebles empotrados.