El principio de acuerdo entre las dos grandes potencias comerciales frena la instauración de aranceles contra productos extranjeros que iban a poner en marcha este mismo fin de semana. Eso supone un alivio para las empresas menorquinas que tienen una parte importante de su negocio en el extranjero, como el queso.
Con toda la prudencia que merecen los anuncios de un preacuerdo entre las administraciones de Donald Trump y su homólogo chino, las empresas pueden relajarse de momento.
Los aranceles que se habían interpuesto entre ambas partes van a ir desapareciendo progresivamente y el compromiso de compra de productos de consumo entre ambas potencias se irá incrementando, generando expectativas de negocio en el ámbito de la alimentación y otros bienes de consumo como tecnología.
Las cifras de ventas de queso de Menorca a Estados Unidos, unas 300 toneladas al año, estaban sujetas a padecer las restricciones de esta guerra comercial entre los dos grandes, con impuestos que rondarían el 25%.
La estrategia comercial del queso menorquín ha establecido alternativas pero es posible que ahora no precisen esa urgencia inicial y el queso de Menorca pueda respirar con la esperanza de un 2020 prometedor para sus resultados económicos.