La Navidad es sinónimo de fiesta pero, con el tiempo, también muchas personas se lo han tomado como la fiesta de los excesos; en comer, en gastar,… Un profesor de la Escuela de Adultos de Menorca en Maó, Ramón Roselló, ha elaborado una planificación de la fiesta del centro con conceptos de respeto al planeta.
La fiesta tiene que ser un motivo de encuentro, alegría y compartir unos momentos entre todos pero con este plan, además se puede hacer sin caer en el habitual error de comprar platos y vasos de plástico, comprar más comida de la que se consumirá, cargar los enchufes de luces de decoración y otros tantos ejemplos.
Por contra, se toman en consideración otras propuestas que ayudan al planeta y, de paso, a la economía local. Se pondrán en la mesa productos locales y ecológicos. Se hace un esfuerzo para reutilizar, reciclar y reducir. La fórmula no es nueva pero no hay la costumbre de hacerlo cuando más falta hace que es en eventos como los de estos días donde parece que nos volvemos locos, con un ansia consumista que nos pasa factura (en más de un sentido) a la postre. Y que, de paso, tampoco no le hace ningún bien al medio ambiente.
Las decoraciones y complementos que se generan para maquillar los días de fiesta, muchos de ellos de plástico, acaban en los contenedores para agravar el problema del tratamiento de estos materiales. La demanda de una cesta de comida opípara no corresponde a las necesidades alimentarias si no al producto de una mentira consumista a la que nos hemos acostumbrado.
Al escoger producto local estamos reforzando la economía de Menorca y debería cubrir perfectamente las expectativas de unas fiestas con familia o amigos, sin tener que aspirar a “recuperar” nuestra salud o línea cuando ya han pasado estas fechas.
Sensatez en crear espacio por unas Fiestas ambientales con talla Bío…Anem bé!