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“Nos hará falta mayor cualificación para buscar otros nichos de empleo”

Entrevista a José Luis García, actual secretario general de Comisiones Obreras en Baleares

García, tras la entrevista. Foto; mallorcadiario
García, tras la entrevista. Foto; mallorcadiario

El actual secretario general de Comisiones Obreras en Baleares, José Luis García (Palma, 1967), inició su experiencia laboral trabajando en una gasolinera, si bien la mayor parte de su vida profesional la desarrolló con posterioridad en Telefónica, en concreto como operador técnico. Durante esa etapa tuvieron lugar sus inicios sindicales. Por lo que respecta al momento presente, García lleva ya casi cinco años al frente de Comisiones en las islas.

¿Qué valoración hace del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez?

Lo primero a valorar es que tenemos Gobierno, pues venimos de pasar una etapa de procesos electorales continuos a lo largo del último año. A ello hay que añadir la decepción que supuso el hecho de que después de las elecciones generales del pasado 28 de abril no se hubiera podido conformar un Gobierno. Además, veníamos ya de una etapa previa, tras la moción de censura a Mariano Rajoy, con muchas limitaciones a la hora de hacer política, por la configuración del Parlamento, que no permitió aprobar unos nuevos Presupuestos. De hecho, ya en la última etapa de Rajoy había un Gobierno muy débil y no había prácticamente actividad legislativa.

¿Y ahora?

Ahora tenemos un Gobierno gracias a que esta vez se pusieron rápidamente de acuerdo el PSOE y Unidas Podemos, con un programa progresista, que piensa mucho en las personas. Una vez nombrados ya los nuevos ministros, ahora hay que esperar a que se implementen las políticas acordadas. España se encuentra en un momento complicado y, por tanto, se necesitará firmeza en las políticas a aplicar. Otro hecho a destacar es que es el primer Gobierno de coalición en democracia. En definitiva, nuestras expectativas son positivas.

Muchas de las políticas que ahora se llevarán a cabo en el conjunto del Estado tendrán mucho que ver con lo que se ha hecho ya aquí en Baleares

En Baleares sí tenemos ya una cierta experiencia en gobiernos de coalición…

Es así y creo que ha sido una experiencia muy positiva. En ese sentido, pienso que muchas de las políticas que ahora se llevarán a cabo en el conjunto del Estado tendrán mucho que ver con lo que se ha hecho ya aquí en Baleares, en donde en la pasada legislatura se aplicaron políticas pioneras en diversos ámbitos. Una de las fortalezas de este Govern ha sido, además, que en ningún momento ha dado la sensación de que hubiera compartimentos estancos, pues ha habido mucha transversalidad entre los diferentes socios de gobierno. El hecho de que hubiera unos “Acords pel canvi” en su momento y ahora unos “Acords de Bellver” ha facilitado mucho poder marcar una hoja de ruta común y orientar las políticas de cada área hacia esa hoja de ruta.

¿Qué piensa de los cambios anunciados con respecto a la reforma laboral?

Nosotros, desde Comisiones, siempre hemos defendido que se tenían que derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012, como la ultraactividad, la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa o el despido por acumulación de bajas. Durante estos años, nos hemos alejado de discursos maximalistas y nos hemos centrado en reclamar lo que realmente era imprescindible para reequilibrar las relaciones laborales en este país. Por otra parte, también nos hemos pronunciado sobre una cuestión no directamente ligada a dicha reforma laboral, que es la de la subcontratación, pues entendemos que la cadena de subcontratación ha precarizado muchísimo las condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras.

¿Es necesario un nuevo Estatuto de los Trabajadores?

Creo que necesitamos, efectivamente, un nuevo Estatuto de los Trabajadores, que se adapte a la realidad de los años veinte, que son los que empezamos ahora. El Estatuto de los Trabajadores originario fue aprobado en los años ochenta y necesita una revisión en profundidad, porque han cambiado mucho las relaciones laborales, el tejido productivo y la sociedad. Hemos de afrontar las nuevas realidades en el mundo del trabajo con un estatuto adecuado, negociándolo con calma y tranquilidad, buscando amplios consensos. El nuevo estatuto tiene que ser una herramienta que nos ha de servir para los próximos veinte o treinta años y por lo tanto necesitamos hacerlo bien.

¿El paro será siempre crónico en España?

No hemos de considerar el paro como una plaga bíblica, tenemos que encontrar soluciones. Y dichas soluciones pasan por generar actividad económica. El problema en este país es que se piensa poco de una manera estratégica, sobre qué queremos ser, y eso nos ha llevado a que al final nos hayamos dirigido hacia un proceso de desindustrialización muy marcado por Europa, sin que al mismo tiempo haya habido planes de reconversión. Por lo tanto, deberíamos dirigirnos hacia otros nichos de ocupación y otras actividades económicas, en donde la clave tendría que ser el valor añadido. Para ello, necesitaríamos unos trabajadores más cualificados, pero hoy tenemos un sistema educativo que falla, como lo demuestra el hecho de que encabezamos los índices de abandono y de fracaso escolar en la Unión Europea.

España se encuentra en un momento complicado y se necesitará firmeza en las políticas a aplicar

Una situación compleja, sí…

Además de la falta de cualificación, hay una falta de inversión en sectores estratégicos. Todo ello es fruto de una nula planificación. Como he señalado, no sabemos hacia dónde queremos ir como país y por lo tanto las medidas que se aplican son siempre coyunturales, nunca estructurales. En ese contexto, necesitamos repensar seriamente cuáles son las inversiones y las infraestructuras necesarias para orientar el país hacia otros sectores estratégicos de futuro.

¿Cree que estamos a punto de entrar en otra posible crisis?

Contextualizando un poco previamente, diría que hay crisis como la de 2008, que fue una crisis sistémica, y hay otras que son cíclicas, tras unos años de crecimiento económico. Una crisis de ese tipo es la que podría llegar ahora. Hay unos indicadores que nos dicen que hoy hay ya una ralentización del crecimiento, pero también es verdad que esos mismos indicadores han mejorado recientemente en algunos países, como por ejemplo en Alemania. En ese sentido, creemos que 2020 será un año de impasse y que luego el ciclo económico positivo continuará. Dicho esto, parece como si no hubiéramos aprendido nada de la crisis anterior, porque hemos vuelto a los mismos esquemas de crecimiento, que son poca productividad y mano de obra poco cualificada. Por eso, cada vez que llega un poco de crisis, empieza a haber destrucción de ocupación.

Hablando de empleo, ¿cómo se puede luchar contra la deslocalización de las multinacionales?

Es complicado en un mundo tan competitivo y en donde los beneficios empresariales están por encima de cualquier otra cosa. En la actualidad, el compromiso de las multinacionales con el ámbito territorial en donde puedan estar enraizadas en un momento dado es muy débil, prácticamente nulo en muchos casos. En ese sentido, quizás lo que se tendría que potenciar es que los ofrecimientos que hacemos a las multinacionales, ofreciéndoles buenas condiciones para que inviertan en nuestro país, estuvieran ligados a un compromiso social de dichas multinacionales con el territorio en donde se implantarán.

No hemos de considerar el paro como una plaga bíblica

¿Nuestro sistema político y económico sigue siendo sólido?

Bueno, es cierto que se ha cuestionado el sistema que nace de la Transición y el contrato social del que nos dotamos entonces, porque no hemos hecho una segunda Transición en el momento en que teníamos que hacerla. Por tanto, necesitamos reestructurar ese contrato social. Necesitamos un nuevo contrato social por lo que respecta, por ejemplo, al ámbito territorial o al reconocimiento de las instituciones, porque hoy se está cuestionando todo. De hecho, el papel de los sindicatos también se ha cuestionado, porque la realidad laboral ha cambiado y las estructuras sindicales estaban pensadas en función de cómo era el tejido productivo tiempo atrás. Hemos de recuperar la legitimidad del conjunto de las instituciones y de las entidades que formamos parte de esas instituciones.

¿Y cómo se puede recuperar esa legitimidad a nivel sindical?

En Comisiones hemos tenido que hacer un proceso de repensar el sindicato y de ver dónde lo situábamos para una mejor defensa de los intereses de los trabajadores, no sólo en el ámbito de la empresa, sino también por ejemplo por lo que respecta a las reivindicaciones en vivienda o de determinadas políticas que van más allá del centro de trabajo y la negociación colectiva. En ese sentido, necesitamos reforzar mucho el diálogo social, que es la herramienta que tenemos para intervenir en los derechos de la ciudadanía.

No sabemos hacia dónde queremos ir como país y por lo tanto las medidas que se aplican son siempre coyunturales, nunca estructurales

¿Cómo es la relación de los sindicatos con el sector hotelero?

Es una relación fundamentada en el diálogo. Desde la firmeza de las propias posiciones, cualquier conflicto se intenta resolver siempre en el marco del diálogo. Tenemos intereses contrapuestos y hay mucho que mejorar en cuanto a las condiciones de trabajo en el ámbito turístico, pero hay una lealtad institucional a la hora de abordar las discrepancias e intentar llegar a acuerdos. Una prueba de ello es que tenemos el mejor convenio de hostelería del conjunto del Estado. Además, la última negociación que hubo se cerró con una importante subida salarial, que marcaba un camino al resto de convenios dentro de Baleares y del conjunto del Estado.

¿Un sindicato implantado en todo el Estado tiene un valor añadido?

Sí, yo creo que es así, pero no sé si la gente lo percibe también de ese modo, porque es cierto que en los últimos tiempos ha cogido fuerza un discurso populista muy centrado en el propio territorio. Se trata de un discurso fácil en el que no se ve como un valor añadido el hecho de que, como ha indicado, haya sindicatos que estén implantados en el conjunto del Estado, con una visión mucho más amplia, más de conjunto y más solidaria.


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