La planta de residuos de Milà II inició su actividad en 1994 y concluyó en 2013. Este mes han finalizado las tareas de sellado y restauración ambiental de la zona en la que se han confinado los residuos recogidos durante los 19 años de vida del vertedero.
Con esta medida se consigue la reducción de emisiones a la atmósfera, la minimización de lixiviados y la mejora
ambiental y paisajística de la zona y comienza un nuevo período de control postclausura que durará al menos 30 años.
Han sido 28 meses de trabajo, según ha informado este viernes la presidenta Consorcio de Residuos y Energía de Menorca y consellera de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera, Maite Salord. El presupuesto de casi 5 millones de euros ha servido para llevar a cabo una “obra de elevada complejidad técnica ejecutada con el objetivo de alcanzar los mayores estándares de calidad y reducción de impacto ambiental”.
Además de las actuaciones para la clausura de la instalación, el proyecto ha incluido también la impermeabilización del talud sur de Milà II, lo que permite que las nuevas celdas de vertido se puedan apoyar encima de este. De esta manera, se posibilita el crecimiento en altura y se incrementa la capacidad de vertido de las nuevas instalaciones de eliminación de residuos.
La finalización de estas obras cierra una etapa para comenzar otra, el período de mantenimiento postclausura. Esta nueva etapa, que durará al menos 30 años, supondrá el mantenimiento, vigilancia, análisis y control de los lixiviados del vertedero, los gases generados, así como del régimen de las aguas subterráneas, todo conforme al Real Decreto 1481/2001, de 27 de diciembre, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero.
Dentro del presupuesto del proyecto se ha incluido una partida para llevar a cabo un estricto Plan de Vigilancia Ambiental, que cuenta con una dotación de 111.091,35 €.
