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Este año se adelantan las procesiones…de orugas

El buen tiempo hace que la procesionaria del pino salga más temprano de sus nidos y moleste con su urticaria

Son como la hermandad del Santo Picor
Son como la hermandad del Santo Picor
Al no ser un febrero frío, las orugas salen de paseo

Sin capiruchos ni banda de música. Así salen en procesión estos animales. Como ciclo natural que es, ya se preveía que pasaría. Lo que está llamando la atención este año es que salgan tan pronto de sus nidos. La oruga procesionaria, Thaumetopoea pityocampa, está cubierta de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.

Aunque las temperaturas están animando a una mayor actividad de las orugas, los hábitos alimentarios de esta especie, que se come las hojas de los pinos, no representa necesariamente un problema para el árbol afectado que puede perder todo su follaje pero que, en la mayoría de los casos, no muere. El principal efecto dañino de esta especie es el posible daño a personas, sobre todo a los niños​, provocado por las poblaciones situadas en áreas recreativas, parques, jardines o zonas de acampada, no sólo por el efecto estético que produce, sino por las urticarias que puede causar a personas y animales domésticos, por lo que debe evitarse el contacto con las orugas, así como transitar por zonas muy afectadas. Eso hace que sea considerado un problema de salud pública y no una plaga forestal.

Varios ayuntamientos ya han dispuesto mecanismos para atajar la presencia de la procesionaria quemando o rompiendo la estanqueidad de los nidos, lo que hace que las orugas no tenga protección contra las frías noches y que mueran. Otros métodos para atajar su avance es la fumigación. A comienzos del invierno pasado se hizo una fumigación en una parte de la isla pero el porcentaje de territorio cubierto queda lejos de la extensión total afectada. Las trampas de feromonas son otra forma de actuar, que es menos invasiva para otras especies pero que al ser más selectiva no aborda la totalidad de las orugas que hay en una determinada zona.

Si a lo largo del final del invierno o de la próxima primavera hubiera una bajada importante de las temperaturas es posible que se rompiera el avance de la especie. De lo contrario, con una media de temperaturas más suaves, nos esperan más meses de zonas urticantes cerca de los pinos de Menorca.


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