La casualidad ha querido que florezca el Covid-19 al mismo tiempo que aflora un fraude fiscal, español y coronado, que demuestra que lo de Urdangarín no fue cosa de un deportista dispuesto a convertir en dinero un braguetazo, sino un delito más en un ambiente de total impunidad gracias a la Constitución, tan habitual en tantas bocas de tantos bocazas.
Fraude fiscal que el economista Sala i Martín, profesor en la Universidad de Columbia, evalúa en 50 millones de euros que conceden al rey emérito el título de ladrón. Y a su hijo también si no sale hoy mismo por TV para declarar que ordenará el ingreso en Hacienda de esos millones si la Justicia de Suiza confirma las abundantes sospechas que investiga.
Sabemos por Villarejo que tiene suficiente información como para hacer temblar “los pilares del Estado” pero los protectores de la Corona, restaurada por Franco como pilar principal, aplauden con las orejas que el Coronavirus les permita ocultar en las páginas interiores, o incluso obviar, el virus de la corrupción que también ha envenenado La Zarzuela.
Mientras tanto, los de abajo podemos desahogarnos insultando a los reyes sin miedo, contrapartida lógica a la impunidad de que disfrutan esa clase de presuntos, aunque haya tenido que ser Europa quien se lo recuerde a una justicia española que no ha dudado en condenar a los enfadados con la Monarquía, y también víctimas, por el simple hecho de quemar unas fotos.
Simplista, sesgado, banal y reaccionario.
A ver cuándo m@d publica tribunas progresistas, bien preparadas y serias.
Que el mundo está muy mal. escribamos banalidades.
… el autor del artículo tiene razón… eso también me recuerda que el rapero Valtònyc ha sido perseguido por haber cantado “los borbones son unos ladrones”, y míralo ahora, exiliado en el extranjero, porque si vuelve lo enchironan… a él, al rapero…