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Confinamiento y soledad, malos compañeros de viaje

A quienes les ha tocado pasar estos días solos en casa, todo se hace más difícil

Mirando por la ventana para ver pasar los días
Mirando por la ventana para ver pasar los días
¿Cómo te ha pillado a tí esta crisis?

Puede que sea cierto que mejor solo que mal acompañado pero, estos días, pueden hacerse muy largos para quienes viven solos. Esto es un verdadero test de convivencia que ni los más osados psicólogos hubieran imaginado que pudiera llevarse a cabo. Y que sin duda debe estar siendo ya objeto de estudio.

Cada núcleo familiar es un mundo. La delgada línea entre el afecto y la repulsión puede hacer que cada uno acabe en su habitación dando un portazo. Pero hay quienes no tienen donde esconderse de este tipo de situaciones que hay que aprender a afrontar. Dicen que la paciencia es la madre de todas las ciencias. ¿Hace falta que expliquemos a alguien lo que pueden hacer horas y horas compartiendo espacio vital? Alguna chispa salta de tanto en cuanto y tenemos que aplicar todas las medidas e imaginación que tengamos para resolver y seguir conviviendo. Una enseñanza de vida que nos dará este episodio de la historia. Pero, ¿y la gente que vive sola?

Hay personas jóvenes, separadas, gente mayor que enviudó, eternos solteros que son muy independientes. Perfiles hay muchos y todos ellos y ellas tienen la condición de no tener a alguien delante para compartir las buenas o malas emociones. Si, como también ocurre, alguna de estas personas no tiene ni mascota, la soledad puede resultar difícil de tragar. Nos quedan esos breves instantes de ir a comprar o a la farmacia, pero no suple la carencia de compañía.

La administración se ha puesto a contactar telefónicamente con aquellas personas de cierta edad (avanzada) que viven en nuestra comunidad para saber sobre su estado o necesidades. Algunas de estas personas viven solas y son el colectivo más sensible de esta crisis sanitaria. La pantalla de televisión es un fabuloso elemento para estar informado de lo que pasa afuera e incluso como un elemento para entretenerse, pero de ninguna de estas dos cosas conviene abusar. Hay que ser fuerte, no únicamente a nivel físico, para sobrellevar lo que aún queda de confinamiento, que nadie sabe a ciencia cierta cuánto durará.


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