Cómo cambiará nuestro consumo

En una escala normal, los hábitos de consumo se observan en un tiempo determinado según encuestas o estudios de campo. Nada es normal en los últimos tiempos y los cambios se cuentan en términos de semanas en lugar de años.

A partir de las primeras medidas de confinamiento debido a la expansión de la pandemia se han percibido las primeras reacciones de acopio seguidas de un consumo que se enfoca por una parte a la compra online o a la compra de proximidad. Los productos de consumo, en función de las propias limitaciones del estado de alarma, han cambiado de manera rápida las prioridades. La alimentación ha pasado a primer plano y otros artículos más superfluos (maquillaje, artículos de lujo o similares) han caído en picado.

Los viajes -el turismo-, la compra de automóviles, el sector de la restauración son algunos de los sectores más castigados. El sector de la cultura está reclamando un rescate en cuanto no es pensable hoy eventos que conglomeren a varias personas (solo se puede plantear de manera virtual).

Tantos cambios a los que somos testigos también permiten a los economistas a hacer un dibujo aproximado de cómo van a evolucionar estas líneas en los próximos meses y siempre de la mano de cómo se vaya controlando el avance del virus.

En Menorca se reinventa la economía. El sector agroalimentario aprovecha su oportunidad para dar servicio. De hecho, toda empresa que no quiera desaparecer está ofreciendo acercar el producto a la puerta de nuestra casa. A nivel industrial aparece una oportunidad. La rápida respuesta que se dio desde el primer momento a la situación de crisis demuestra que hay empresas preparadas para fabricar recursos (de prevención en un primer momento) que pueden ser tan necesarios para afrontar la crisis sanitaria como la económica.

La estabilización va a tardar meses y 2020 será para muchos balances un año perdido pero varios sectores van a sufrir más las consecuencias. El consumo va a cambiar y se van a destinar más recursos a la prevención (ahorro). Aumentará el gasto en alimentación en detrimento de ocio o viajes y la forma de comprar también será diferente. Las tarjetas de crédito o transferencias desplazan al dinero físico y a la transacción tradicional. Los pedidos vía movil o internet se incrementarán, aunque sea para comprar a un establecimiento cercano. La logística y el almacenaje ganan terreno a la tienda de atención al público.