No va a ser fácil. Hasta que no haya garantías sanitarias al nivel de vacunas, tratamientos o que se haya avanzado en la inmunidad poblacional a la enfermedad, viajar será algo más difícil.
La temporada 2020 será más corta, dejará saldos contables muy por debajo de lo que era habitual o en números rojos, nadie va a quedar contento, ni empresas ni clientes. Las premisas de cuarentenas de 14 días están siendo muy discutidas. Quien viaja debería ser por placer. Si ansían venir a Menorca es posible que sea por sentir la seguridad de un lugar libre (o casi) de coronavirus. ¿Qué precio se lo pone a eso?
Los analistas han cifrado en 840.000 millones de euros las pérdidas del sector a nivel mundial.
Las aerolíneas que ya vuelan dentro del territorio nacional o dentro de Baleares con una frecuencia limitada no ven cómo cumplir fácilmente con la distancia entre asientos y que eso aporte rentabilidad. Ahora hay que replantear el turismo, los modos de viajar e incluso las necesidades que tienen los turistas. A eso hay que añadir qué pueden aportar compañías hoteleras y aéreas.
Ahora los filtros de seguridad añaden aspectos sanitarios como nunca antes se habían tomado. Los aeropuertos se convierten en una parte del viaje donde vamos a destinar más tiempo. Si se mantiene la premisa de tener en cuarentena a los turistas, los hoteles pueden convertirse en espacios que aglutinen aún más oferta de servicios. La poca o nula movilidad del turista cambia el concepto de vacaciones. ¿Habrá que medicalizar también estas instalaciones o bastará con espacios de aislamiento como un protocolo que ya utilizan centros asistenciales? ¿Se pondrán diferentes condiciones para viajar a una persona según su edad y, por tanto, factor de riesgo?
La decisión europea de establecer fases para la vuelta a la “nueva normalidad” se resumen así:
En la actual fase 0 hay restricciones para viajes no esenciales. Los Estados miembros aún deben permitir que los trabajadores, en particular del transporte, los trabajadores fronterizos, los desplazados y los proveedores de servicios crucen las fronteras y tengan acceso sin trabas a su lugar de trabajo, especialmente para los servicios esenciales y el paso de mercancías.
En la siguiente fase, la 1, las restricciones de viaje y los controles fronterizos deberían eliminarse gradualmente en toda la UE, comenzando entre regiones, áreas y Estados miembros con una situación epidemiológica en evolución positiva. Durante esta fase, se debe facilitar un tránsito progresivo hacia el levantamiento de restricciones a los viajes profesionales y personales, y de turismo. Aquí las estadísticas de incidencia o prevalencia del virus serán claves y Menorca puede presumir por su aspecto de destino seguro.
E
n la fase 2 se deben levantar todas las restricciones y controles relacionados con el coronavirus en las fronteras internas, mientras se mantienen las medidas de salud necesarias. Los viajes para con cualquier fin deben permitirse en toda la Unión.
Finalmente (y esta idea no es nueva) Menorca debería apostar por una oferta de salud (y belleza) aprovechando su marco peculiar. Encaja con la imagen de deporte activo en contacto con la naturaleza, como destino seguro y con una carta de profesionales que pueden dar la imagen de que Menorca es sinónimo de turismo de salud. Ya son varios los profesionales que fomentan un retiro espiritual, de yoga o para recuperar el físico y la mente, en contraposición al estrés, la depresión o la contaminación de las grandes ciudades.