El invierno ha sido largo y más si contamos el período de confinamiento. Eso ha hecho que muchos nos relajáramos hasta el punto de ganar unos kilos o abandonarnos en el rincón más cómodo del sofá. Por eso, la operación bikini de cada año nos reclama mayor atención antes de ir a la playa.
Vamos a plantear que iremos a pasear puesto que todavía (hasta la fase 3) uno no puede bañarse. De hecho, en atención a la rigurosidad de la norma, lo que realmente importa es evitar las aglomeraciones y el contacto con otros.
Sea como fuere, las prisas para lucir palmito no son recomendables. Para “ponerse al día” en cuanto a eliminar la grasa que sobra lo mejor es hacerlo con cabeza.
En el mercado hay muchas opciones para perder de manera rápida lo que sobra de nuestra figura. Restringen de forma deliberada alimentos, reordenan su consumo y hacen que en muy poco tiempo, se pueda eliminar mucha grasa y mucho peso. Pero no siempre son efectivas. Hay que saber diferenciar aquellas que pudieran ser fraudulentas porque las consecuencias negativas que producen en nuestro cuerpo pueden llegar a ocasionar trastornos graves.
Existen multitud de dietas mágicas. Las dietas avaladas por el nombre de algún científico o gurú de la pérdida de peso, las monodietas, como es el caso de la dieta de la piña o la dieta de la alcachofa. También están las disociadas, donde se restringe el consumo de hidratos de carbono, o las detox (desintoxicantes), excluyentes, psicológicas y líquidas. Son muchas, pero todas tienen algo en común, la restricción de alimentos.
Hay que partir de la idea de que no hay dos personas que sean iguales en cuanto a requerimientos alimenticios. Hace falta conocer sus características de salud en el momento de plantear una dieta o un programa para adelgazar. Quien tenga sobrepeso y quiera perderlo, debería acudir a un especialista. Y una persona que quiera quitarse uno o dos kilos de encima, lo que debe hacer es llevar una dieta saludable, con cinco comidas al día, sin restringir ningún alimento y haciendo ejercicio diario.
Quizás no es ni rápido ni milagroso pero se obtienen mejores resultados y sobre todo más seguros.
Entre los consejos que podríamos denominar “buenos para todos” está el de analizar cuál es nuestra dieta actual teniendo en cuenta las veces que comemos, qué comemos y cuánto bebemos. Este es un buen punto de partida para ir a ver a una dietista o nutricionista para exponer nuestra voluntad de perder peso y que nos guíe con seguridad para conseguirlo.