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“Las personas que nos leen”

Un artículo de Josep Maria Aguiló

Una pareja leyendo.
Una pareja leyendo.

En el fondo, nunca sabemos cómo será recibido el artículo que hemos escrito una vez que ha sido ya publicado, aunque quisiéramos que pudiera ser del agrado de la mayor parte de personas que finalmente lo lean. Otra posible incógnita para nosotros puede ser intentar saber cómo son las personas que nos leen y cuáles serían sus preferencias, aunque quizás ese interrogante sí pueda llegar a ser descifrado en alguna medida.

En ese sentido, en alguna ocasión he comentado ya que me gustaría que las personas que me leyeran fueran un poco como yo, o yo un poco como ellas, aunque casi siempre suela ser un poco difícil llegar a determinar o a saber cómo somos unos y otros en realidad. Aun así, me gustaría que mis lectores y yo tuviéramos, si fuera posible, varios posibles puntos en común y que los que no lo fueran no impidieran que nos pudiéramos llegar a entender y a respetar siempre.

Las personas más fieles a mis artículos saben ya cuáles podrían ser algunos de esos posibles puntos de encuentro, como por ejemplo un sentimiento melancólico de la vida, en cierto modo alegre y triste a la vez, o viceversa, un gran aprecio por las películas y las canciones más contenidamente románticas o una recurrente fascinación por las ciudades con las que uno suele soñar, como París, Praga o Venecia.

Me gustaría también, además, que esos posibles lectores amigos no se apasionasen en exceso por cuestiones ideológicas y políticas, sino sólo por aquello que tiene que ver con los sentimientos, con la solidaridad con las personas más necesitadas y con los derechos humanos. Y también me gustaría que les agradase pasear y charlar tranquilamente, por ejemplo en un café junto al mar, sobre todo en los días otoñales o en las noches de lluvia.

Mi admirado Andrés Trapiello ha dicho en alguna ocasión que uno suele ser siempre mucho más interesante como personaje en un artículo propio que en la realidad, y creo que, al menos en mi caso, eso es completamente cierto. Pero, seguramente, esa es también una de las principales razones por las que escribimos, para intentar que la vida, la vida en general, sea de algún modo un poco mejor y algo más dulce, no sólo para nosotros, sino también, y sobre todo, para todas aquellas enigmáticas y misteriosas personas amigas que nos leen.


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