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“100 economistas asesoran a Sánchez”

Un artículo de José A. García Bustos

Imagen de dinero.
Imagen de dinero.

El gobierno de España ha contratado a 100 expertos economistas, sin importar la ideología, para definir la España post Covid. Aportarán ideas que se concretarán en la elaboración del informe “Prospectiva de los retos de España para el periodo 2030-2050”.

Es una campaña de imagen que, según dicen, no va a costar ni un euro. Lo que está claro es que es una pérdida de tiempo que no va a servir para nada. Hasta ni para salvar la imagen.

De los economistas se espera que anticipen el futuro y realicen predicciones. Los pocos que aciertan aprovechan su “capacidad de predicción” para vender libros o titulares de diario: “El economista que anticipó la crisis de 2008 anuncia ahora que…”. Para uno que acierta, cientos se equivocan. Hasta Keynes dijo en 1927 que no iba a haber más colapsos económicos.

Los economistas no saben más que usted sobre predicciones de futuro. No es su trabajo ni tienen súperpoderes. Como los médicos, deben realizar un diagnóstico sobre un problema concreto y aportar soluciones. Un error común es hacer el análisis con el retrovisor puesto, es decir, basándose en situaciones pasadas.

Todo diagnóstico requiere del estudio del entorno. ¿Sabe usted qué entorno se dará el año 2030? Un economista tampoco. Por eso, dar recetas a diez años vista es un despropósito.

Predecir es trabajo de astrólogos o pitonisos. Si hemos visto como en dos meses un virus ha dado la vuelta a la economía planetaria, divagar sobre qué encontraremos en el año 2030 es una tarea para llevar a cabo en un bar un viernes por la tarde. La economía post covid ya ha empezado. No sabemos si tendremos una recuperación en forma de V, W, L o de anagrama de Nike y ¿estamos pensando a 10 años vista?

Pero lo más inútil va a ser juntar a 100 personas. Si tres son multitud, poner de acuerdo a un centenar de personas es misión imposible. Por eso, han previsto que cuando los expertos se topen con asuntos que implique un gran choque ideológico, los aparcarán.

¿Alguien cree que el gobierno que esté en el poder en 2030 hará caso a un documento realizado diez años antes sobre lo que se esperaba que iba a pasar una década después? Son ganas de hacer perder el tiempo.

Encima, entre los expertos “elegidos” no hay ninguno de los economistas de cabecera del PSOE, lo que ha creado un gran enfado en las filas socialistas. Los que llevan el timón hoy ¿no han sido elegidos entre los 100 expertos? Sorprende. Según dicen desde el entorno socialista, un 70% son afines al PP o han trabajado para propuesta de ese partido y la mayoría es favorable a la reforma laboral del PP.

Dicen que no cuestan nada porque trabajan gratis. Como buenos economistas deberían valorar ese coste que siempre se olvida: el coste de oportunidad que conlleva trabajar horas en un proyecto a todas luces inútil para el momento en el que se solicita (año 2030). 100 economistas dedicando un ingente número de horas a otros menesteres más productivos obtendrían un elevado valor y, al dedicarlas a un trabajo improductivo, representan un elevado coste. Como expertos, deberían haberlo previsto.

Les doy unas pistas para mejorar la sociedad desde ahora. Pongan los cimientos del futuro en ser pioneros en tecnología, recuperen en talento perdido, apuesten por un turismo de calidad basado en la atracción de profesionales extranjeros que trabajen desde España, apuesten por la blockchain de bitcoin (BSV) como plataforma del futuro, transparente y escalable. Bajen impuestos y ayuden al emprendimiento. Faciliten los trámites para la creación de empresas. Introduzcan estudios sobre finanzas desde pequeños. Las empresas crean trabajo. Apuesten por una educación de calidad, sin ideologías, con un fuerte componente científico y tecnológico y favorezcan las habilidades críticas y la resolución de problemas desde pequeños.

Muchos de los oficios que existirán en el periodo 2030-2050 aún no han sido creados y se requiere una gran versatilidad. Y, sobre todo, pongan tecnócratas con experiencia en el ámbito privado y la sociedad civil a dirigir el país. Requieran experiencia empresarial para ser gobernante. Se necesitan gestores, no políticos. Aunque para atraerlos haya que subir salarios a los dirigentes. Los buenos se van a la privada porque pagan mejor y, encima, no investigan hasta encontrar una fisura en tu vida pasada.


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