A casi 6 semanas de la salida del confinamiento, comenzamos a ver la luz tras el túnel, algunos todavía no han comenzado a trabajar y siguen esperando la famosa nueva normalidad.
Otros, aunque agradecidos de poder tener trabajo, estamos ya agotados, ya que la salida está siendo bastante complicada y el mundo empresarial tarda en arrancar. “Hay mucho movimiento, pero poco beneficio”, es la tónica de todos los empresarios con los que hablo, mucho trabajo, para “cambiar dinero”, o también llamado, “mover la economía”, para salir de la parálisis en la que nos vemos sumidos.
Este concepto, que está en la boca de todos los pequeños autónomos y empresarios, es lo que poco a poco nos llevará a salir de esta gran crisis, que ya existía antes del confinamiento y se ha acentuado notablemente ahora.
Históricamente, junto a la pandemia, viene unida una crisis económica que crea una nueva realidad, una nueva forma de hacer negocios y de estar en el mundo.
Ese es el momento histórico que nos toca vivir ahora, la lucha para poder sobrevivir.
En primer lugar, hay que superar la enfermedad y una vez superada, viene otra pandemia, esta vez mental, derivada del agotamiento emocional que se produce para salir adelante, cuando la crisis es económica.
El dicho que se repite en internet y que durante el confinamiento casi se convirtió en un lema, “dale importancia a lo que realmente lo tiene y el dinero es secundario”, pasa a ser una gran falacia, ya que sin el vil metal, causa de grandes disputas y destrucción de imperios, se transforma en una prioridad, aunque aquellos que ya lo tienen no dejen de repetirnos que no es importante, para ver si de tanto hacerlo nos lo creemos.
Así nos encontramos todos tratando de sobrevivir tras una crisis como nunca había vivido nuestra generación y enfermando tanto física, como mentalmente.
¡Claro está que la superaremos!, tener memoria histórica nos hace ver que siempre ha sido así y ahora no será una excepción, está claro que saldremos adelante porque la vida no se para y nuestros dirigentes ya se han dado cuenta, que no nos pueden tener mucho más tiempo encerrados o el mundo no morirá por coronavirus, sino de pena y agonía por vernos sumidos en una gran depresión, como históricamente se dio en otros momentos.
¿Salud o dinero? Este es el gran dilema y nuestra gran lección a aprender.
Debemos hacerlo sin dejarnos la piel en ello, aunque nos parezca casi imposible, poco a poco encontraremos el cómo, para seguir reescribiendo nuestra historia, la que contarán nuestros descendientes.