O contamos con ellas o no saldremos bien de esta crisis. Se avecinan tiempos difíciles con anuncios de una manipulada Justicia Social y fiscal que se va a cargar en los hombros ya muy maltrechos de ellas con nuevas cargas. Sí, me refiero a las que aguantan, cómo no, todas las crisis, las familias.
A diferencia de nuestro país, hay un creciente interés de las instituciones internacionales –y, en especial, de la Unión Europea– por los temas relacionados con la familia. Resulta muy razonable si se tiene en cuenta que los Estados miembros han experimentado durante las últimas décadas profundos cambios demográficos y socioeconómicos, como la caída de la natalidad hasta límites inferiores a los del reemplazo poblacional, el aumento de la esperanza de vida, el creciente protagonismo laboral de las madres, los nuevos roles familiares de ambos progenitores, y la necesidad de conciliar las responsabilidades familiares y laborales.
Resulta muy oportuno el proyecto de elaboración doctrinal y práctica del concepto de ‘perspectiva de familia’, como desarrollo de la definición de ‘Family Mainstreaming’ propuesta por el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas –lo que incluye las consecuencias para la familia de leyes, políticas y programas y su medición, tanto en la fase de diseño como en la de desarrollo y posterior evaluación– y por la Resolución del Parlamento Europeo que la explica como “el análisis del impacto de las políticas en las familias” en cada uno de los Estados miembro. Además, tiene mucho sentido la propuesta del establecimiento de un ‘informe de impacto familiar’ para cada una de las normas que afecten a esta institución.
Aquí, el Govern ya ha editado la guía para realizar este informe de impacto familiar que deben llevar todas las leyes, pero aún no hemos podido comprobar si todo quedará en una simple mascarada.
La crisis en la que nos encontramos ha demostrado la necesidad de un profundo cambio de estilo ético, no sólo en los negocios, sino también en la política y en la sociedad misma. Por eso, vuelve a estar en boga la búsqueda de valores éticos comunes y universales, los llamados principios de ‘responsabilidad social’ o ‘sostenibilidad social’, fundamentales para mantener sociedades fuertes y estables, que son la subsidiaridad y la solidaridad . Y todo eso o pasa por las familias, o no pasará.
Se crean mesas de conciliación, reuniones intedepartamentales de las administraciones, y otros chiringuitos, pero no se habla con las familias ni se intentan averiguar sus verdaderos problemas. Todo se reduce a vender producto, marca o sensación de que se hacen cosas. Pero se sigue con una mastodonte Administracion autonómica, anunciando cada semana millones para reactivar que no se ven por ningún lado. Y mientras, a las familias les cuesta no ya llegar a fin de mes, sino a fin de la semana.
De esta crisis saldremos apoyando a los verdaderos protagonistas de la sociedad, la familia, y si no es así , no saldremos, o saldremos mal parados.