Skip to content

Las contradicciones del coronavirus

Mucha información ha provocado dudas entre la población, sobre todo a raíz de indicaciones que parecen incompatibles

Conocemos las normas pero, ¿las aplicamos?
Conocemos las normas pero, ¿las aplicamos?
La distancia social no se aplica en todos los lugares igual

Al poco de empezar la crisis sanitaria nos dijeron que el confinamiento era la mejor manera de frenar la curva de crecimiento del virus y, en efecto, se demostró útil. A partir de tener controlado esta progresión de casos se pasó a la desescalada. Ya en ese momento hubo muchas dudas razonables de cómo se debía afrontar la lucha contra la pandemia. Circularon mensajes que se preguntaban cuestiones como si con la limpieza de manos podemos prevenir el virus, ¿por qué se propone una limpieza a altas temperaturas y con desinfectantes de la ropa durante largo tiempo?

En estos días se reproducen los brotes de la enfermedad. ¿Es porque no se están respetando las normas o porque hay algo que no conocemos de cómo funciona este virus? Varias comunidades aplican confinamientos selectivos e implementan la obligatoriedad del uso de mascarillas en espacios públicos para evitar que se descontrole la situación.

El perfil de las personas en relación al coronavirus también reviste algunas dudas. No todo se queda en estar enfermo o no estarlo. También hay que entender si quien ha pasado la enfermedad ha creado anticuerpos que eviten en el futuro que se pueda volver a infectar. Hay perfiles de personas asintomáticas que tienen el virus pero no desarrollan ni tos ni fiebre. Estas personas son las mayores candidatas a difundir la enfermedad puesto que conviven en sociedad sin dar sospechas de que puedan transmitir el virus. Otro perfil son los presintomáticos, personas que al cuarto o quinto día de inocular el virus empiezan a desarrollar síntomas.

Las incongruencias continúan en el tratamiento que se da en ciertos casos. Sabiendo que la estadística nos demuestra que el sector poblacional más expuesto es el de gente mayor o con otras patologías que se pueden complicar, se desarrolla un mayor protocolo de protección. Algo que afecta a personas que viven en residencias y que, meses después de un largo confinamiento, se ha relajado con la desescalada.

El caso es que eso lleva a estos perfiles a volver a cierto contacto con sus familiares directos. La mascarilla y la distancia social siguen siendo obligatorios pero como las reuniones de familiares y amigos está permitida, igual que la libre movilidad entre comunidades, la situación actual se ha convertido en un campo de pruebas para ver cómo hace su aparición el siguiente brote.


Deja un comentario

Your email address will not be published.