Ya es obligatorio. A partir de este lunes toda la ciudadanía, excepto los menores de 6 años deben ponerse la mascarilla en la vía pública, además de en los centros cerrados donde ya estaba regulado, y con independencia de que mantengamos la distancia interpersonal exigida. Es una medida de protección frente al contagio por coronavirus que Baleares pone en marcha pese a que la situación epidemiológica de las islas es buena, con 1,5 casos de covid cada 100.000 habitantes frente a la media nacional de 5,3. Pero el virus está ahí y no se puede bajar la guardia.

Una medida controvertida y que el PP considera “desmesurada” pero que la mayoría de los profesionales sanitarios apoyan para que los rebrotes sean mínimos hasta que se consiga una vacuna.

También el sector turístico ha alzado la voz porque comienzan a recibir cancelaciones de las reservas que tenían. A los que visitan las islas no les gusta la idea que pasear con la mascarilla tapándoles la cara pero lo cierto es que es una medida que ya están tomando el resto de Comunidades Autónomas españolas debido al repunte de brotes, más de un centenar.

Pero el Govern balear dedicará esta semana a vigilar el comportamiento de los ciudadanos e informarles de esta nueva medida. No pondrá sanciones hasta la semana que viene. Y entonces aplicará la categoría de leves (no llevar la mascarilla o incumplir las normas de aforo con multas de 100 a 3000 euros), graves (organizar fiestas provocando aglomeraciones o el incumplimiento reiterado de las normas con multas de 3001 a 60.000 euros) y muy graves con sanciones de entre 6001 y 600.000 euros.