La London School of Economics ha coordinado un estudio para la Comisión Europea que analiza la conducta de chicos y chicas de 9 a 16 años en Internet. El informe recoge los resultados de 23.000 entrevistas privadas a niños de estas edades en 25 países europeos. También se ha entrevistado a sus padres. En cierta manera, las conclusiones reflejan un panorama nada sorprendente: empiezan a utilizar Internet a los siete años y manejan con soltura aplicaciones online completamente abstrusas para sus padres.
Sin embargo, continúan siendo el principal grupo de riesgo frente a amenazas como el acoso online, la pornografía, el contacto con “amigos virtuales” malintencionados, o la exposición a contenidos racistas, pro-anorexia o suicidas.
De todos los datos que aporta el informe, lo más llamativo es la poca percepción de riesgo entre los entrevistados frente al riesgo real. Los peligros más señalados por los niños son comunicarse por la red con personas que no conocen en la vida real y ver contenidos potencialmente lesivos. Sin embargo, cuando se trata de evaluar el daño, sólo una minoría de los encuestados experimentan como lesivos, por ejemplo, contenidos sexuales explícitos. Ser acosado online es el riesgo que en mayor medida molesta a los niños.
El 14% de los niños entre 9 y 16 años –hay que recordar que los datos se extraen de lo que afirman los propios niños en entrevistas privadas – ha visto en la red imágenes sexualmente explícitas. Este porcentaje aumenta proporcionalmente con la edad: los adolescentes de 15 y 16 multiplican por cuatro la exposición a este tipo de contenidos.
Teniendo en cuenta todos los medios –televisión, revistas, etc.– los que han visto imágenes sexuales explícitas suponen hasta un 23%, lo que significa que cada vez más Internet se está convirtiendo en la plataforma en la que los jóvenes acceden a contenidos pornográficos.
El acostumbramiento es otro factor a tener en cuenta. La sensibilidad desciende progresivamente según aumenta el consumo. Así, a los adolescentes les molestan menos estos contenidos que a los niños entre 9 y 13 años. En conjunto, solo uno de cada seis entrevistados se sienten bastante disgustados por lo que han visto.
Además, de entre los molestos, solo la mitad lo comentó con alguien la última vez que ocurrió: un 36% con un amigo, un 18% con su padre o madre.
Precisamente el papel de la red en la familia es uno de los puntos más críticos. A finales de los noventa el problema saltó a la opinión pública con los casos en que algunos niños se encerraban en sus habitaciones para “salvaguardar su intimidad” en el uso de la red, hasta desarrollar trastornos sociales patológicos. Se alertó del riesgo potencial de que los niños tuvieran acceso a Internet desde sus cuartos. Sin embargo, desde entonces esta situación no ha dejado de crecer.
Un 48% de los encuestados afirma conectarse a la red desde su habitación; porcentaje que aumenta, como era de esperar, entre los adolescentes. Además, con la llegada de los móviles de nueva generación y de otros dispositivos manuales con conexión online, hay cada vez más niños completamente solos frente a la red. Un 31% de los participantes en el estudio se conectan a través de este tipo de dispositivos personales, y es esta forma de conexión la que más está creciendo.
Los problemas que esto puede crear son evidentes. Un 41% de los españoles de 11 a 16 años reconoce haber hecho un uso de la red excesivo –han descuidado los amigos, las tareas escolares o el sueño…–, frente a una media del 30% entre los europeos de la misma edad.
Deben establecer una dieta digital, es decir, indicar cuándo y cuánto se puede utilizar el ordenador, al igual que lo hacen con la comida o con el dinero, o con cualquier otra cosa doméstica.
Las dificultades de comunicación de los niños dentro de sus familias contrastan con el auge de las redes sociales, que proponen otro modo de socialización que según algunos puede llegar a banalizar el concepto de vínculo social. En este aspecto, el informe ofrece datos sorprendentes. Ya son uno de cada cuatro los niños de 9 y 10 años que tienen un perfil en una de estas redes; casi un 50% entre los de 11 y 12; y hasta un 81% entre los adolescentes de 15 y 16. El problema en sí no es tener el perfil, sino el tiempo que se dedica a su administración y mantenimiento.
El éxito de las redes sociales, concebidas como un medio para facilitar la comunicación, está provocando paradójicamente daños colaterales en sentido opuesto. El informe de la Comisión Europea alerta sobre el riesgo a que están expuestos los más jóvenes de caer en la trampa de las amistades peligrosas. Además, aporta un dato preocupante: el 61% de los padres cuyos hijos han conocido en la vida real personas que han contactado en la red, creen que sus hijos no lo han hecho.
La comunicación familiar se resiente, porque el entramado de contactos que facilita la red social puede llegar a sustituir en la cabeza del niño el papel socializador que cumple la familia. Ya es complicado mantener una buena comunicación con los adolescentes como para encima poner tabiques por medio.
Ánimo a los padres a que se involucren más en este aspecto de la educación que en los tiempos en los que vivimos es primordial.
… leyendo esto, se da la impresión de que el sexo explícito es el mayor de los peligros de la red, y no es cierto en absoluto… el sexo es vida, y los adolescentes no se lo encuentran por casualidad en internet, sino que lo buscan, y por algo será… el autor estará seguramente mediatizado por los valores ultraconservadores de su entorno, y no debería generalizar su manera de ver las cosas… de hecho, uno de los peligros de internet que no menciona, es que la juventud puede ser captada por sectas religiosas destructivas, que acaben por hacerles bulling y enfrentarles incluso a sus propios familiares y amigos… y es que la religión es en muchos casos destructiva para la sociedad, así que aprendamos a mostrar a nuestros jóvenes a protegerse, no tanto del sexo, que necesitan para vivir y es una de las buenas razones por las que estar aquí, sino de aquellos que les llenan la cabecita de tonterías sin sentido con lo que manipularlos para en última instancia cobrar diezmos y presionar para hacer proselitismo… cuidado con internet, pero también gracias a internet, para informarse y desenmascarar manipuladores