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Peligro de incendio: qué enciende la llama del fuego

Recordamos las principales causas de incendios en Menorca en los últimos años

La vida está en peligro cuando prende un incendio
La vida está en peligro cuando prende un incendio
Estos días de temperaturas extremas facilitan que todo se seque

Como cada verano, el calor acecha y el peligro de incendio aumenta. Las brigadas de bomberos y expertos en extinción de incendios saben qué es trabajar con estos elementos aunque este año también ha sido diferente en cuanto a este tema por la acción de la pandemia.

La naturaleza se ha desarrollado libre y ha dejado parajes en los que no se ha podido trabajar para limpiar o crear cortafuegos. No ha sido por desidia, el Estado de alarma ha jugado un importante papel en esta falta de revisión y ello puede favorecer que se acumulen elementos susceptibles de acabar en un incendio difícil de controlar.

Repasamos algunos de los motivos más comunes a la hora de que se dispare la primera chispa.

Intencionado. Ha sucedido alguna vez. De hecho más de una. Una persona o personas que están mentalmente afectadas por una patología que les empuja a disfrutar al ver arder la vegetación. Algunos de los episodios más relevantes en cuanto a hectáreas quemadas sucedieron precisamente porque alguien prendió la mecha.

Tractor trabajando. Uno de los principales motivos de tancas de rastrojos que arden se producen por la acción de una máquina que trabaja junto a paja seca y piedras que chocan con el metal de una máquina que desprende bastante calor. Es relativamente fácil que el roce con piedras o bordillos hagan saltar una chispa. Si prenden briznas de hierba seca ya tenemos otro de los factores de posibles incendios.

Tormenta seca. Habituales en verano, cuando el campo está más seco. La tormenta eléctrica de turno puede descargar rayos aunque no lo acompañe la lluvia. En lo alto de una loma donde esperan árboles secos puede arrancar (ha ocurrido en el pasado) un incendio. Si además sucede en un lugar de difícil acceso, hay más probabilidades de que se extienda antes de que puedan llegar las unidades de bomberos.

Barbacoa en el campo. Peligro total. La tentación de poner a la brasa unas hamburguesas para compartir con los amigos puede acabar fatal, sobre todo si se hace sin responsabilidad. Así es como un rescoldo, un poco de mala suerte, unas cenizas mal apagadas pueden convertirse en un desastre. Aunque no falta información al respecto, siempre hay quien -de manera intencionada o no- se olvida de lo fácil que es convertir una barbacoa en un bosque chamuscado.

Cristal tirado con vegetación seca. En la marina, bosque o costa de Menorca hay gran cantidad de basura que ha llegado allí por el incivismo de la gente, porque llegó con el viento o la marea o vaya usted a saber. El caso es que los cristales tienen la capacidad, unos más que otros, de convertirse en lupas. La luz del sol puede converger a través de ellos en un punto concreto y concentrar su poder calorífico. Si ese punto donde se concentra el aumento de temperatura es combustible vegetal puede ocurrir que empiece allí un incendio.

Un cigarrillo. A los fumadores se les considera sospechosos de iniciar, con o sin intención, más de un incendio. La colilla que puedan lanzar al medio ambiente es jugar a la ruleta rusa con el destino de aquello con lo que puedan tomar contacto. Recordemos que todo fuego se inicia por tres factores; oxígeno, material combustible y temperatura. Una colilla tirada al suelo sin apagar es una invitación a que prenda algo.

Factor viento. Retomemos algunos ejemplos: La barbacoa mal apagada, el cigarrillo en el suelo, el cristal que hace de lupa. El riesgo de que se conviertan en un fuego serio es relativamente bajo. Sin embargo solo hace falta que haga un poco de viento para que se avive la llama. Y, según como sea, para que un incendio se torne difícilmente controlable.

No jugemos con fuego. Especialmente cuando hay tanto que perder en una Menorca seca y con temperaturas tan altas.


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