Como si estuviéramos hablando de la genética de muchos isleños, tras el verano, toca estudiar. Hay quien lo hace por ocupar su tiempo libre. Otros porque podrán mejorar sus aptitudes y sumarlas al currículum. Otros porque les abre la puerta a un posible puesto de trabajo.
Los idiomas siempre están en la oferta habitual de cursos. Catalán e inglés siguen como los imprescindibles. Pero alemán o francés están ganando muchos nuevos alumnos, motivado por la combinación de aviones y touroperadores que vienen a la isla en verano. Además hay portugués o japonés.
Las escuelas de adultos son fuente de propuestas tan variopintas como cursos para aprender a coser, como los que te enseñan a cocinar, cantar góspel, técnicas para descansar la vista, ahorrar dinero o hablar en público. Incluso hay uno de la historia del rock.
La formación es el mejor camino a escoger cuando tenemos un tiempo a ocupar en algo. No sólo es bueno para quien toma esa formación, si no para el mercado laboral. Quien hace la formación dentro de la empresa, lo que se conoce como formación continua, permite al empresario contar con un personal mejor cualificado, que produce más y que – y eso es muy importante – actualiza sus conocimientos. Casi no hay empresas que no basen parte de su funcionamiento en la tecnología y como esta cambia constantemente, estar o no al día puede suponer la diferencia. También retiene el talento a beneficio del proceso de producción o de prestación de servicio que de la empresa.
En el ámbito de los cursos, talleres y retiros que se programan estos días en la isla encontramos desde aspectos culturales y literarios hasta los vinculados con salud y crecimiento personal. Eso se estila mucho en la formación entre adultos. Su objetivo ya no es tanto aspirar a un lugar de trabajo si no a perfeccionar aspectos más íntimos y personales. Dicho de otro modo, estudiar lo que te apetece. También es un modo de socializar, aunque en estos tiempos los grupos son evidentemente reducidos.
El aprendizaje en edad adulta nos ayuda a sentir que progresamos, que nunca dejamos de avanzar, de conocer y experimentar cosas nuevas, lo que nos reporta un indiscutible bienestar personal. Sin exagerar, mejora nuestra salud. Los cursos de la Universitat Oberta per a Majors llevan años haciendo esa doble función de enseñar y de ofrecer un marco en el que los alumnos se sienten mejor.