Era verano de 2016 y un barco imponente, con sus 41 metros de eslora y con un ancla de más de 60 kilos de peso, fondeó sin permiso a unos 700 metros de la playa de Calan Bosch. El yate de nombre Angara hizo caso omiso de las cartas de navegación que advierten que por la zona discurría un cable submarino de alta tensión. Al lanzar el ancla al fondo seccionó una de las cuatro fases del entramado que conforma la instalación, dejando escapar líquido refrigerante que emergió y acabó tiñendo la costa.
Se cerraron tres playas durante semanas y empezó un quebradero de cabeza para restituir el servicio. La central térmica de Maó se puso a generar lo que pedía la demanda del momento y solo hubo que esperar hasta octubre de 2018 para que la mala suerte empujara a un cap de fibló a tumbar la línea Maó-Ciutadella.
Hoy vuelve a funcionar un cable entre las dos islas. Pese al tiempo que ha transcurrido en recuperarlo, Menorca ya está conectada. Ello ha hecho que en lugar de contar con el que fuera uno de los primeros enlaces submarinos de España, instalado hace más de 40 años, ahora tengamos uno nuevo y mejor. El nuevo enlace eléctrico submarino de 41,7 kilómetros de trazado ha tenido un coste de 84 millones de euros pero, ¿es a prueba de anclas?
La profundidad máxima del cable es de 75 metros y los materiales utilizados ya prevén mayor resistencia que los anteriores. No es difícil imaginarse a barcas de pesca de arrastre faenando por la zona y engancharlo aunque, como ya apuntamos antes, toda embarcación que utiliza cartas de navegación está en la obligación de conocer el paradero de estas conexiones. Aunque así tenía que haberlo advertido el Angara en 2016 y no lo hizo.
Este verano los vecinos de Punta Prima, en el lado opuesto de la isla, advirtieron que un cable submarino de comunicación (fibra óptica) había sido arrastrado por las corrientes marinas fuera de la zona de seguridad.
Así, con la llegada del turismo náutico a la zona, decenas de anclas jugaban a la ruleta rusa fondeando embarcaciones grandes y pequeñas con el riesgo de partir o dañar este cable. En el caso de que sucediera lo peor, ¿podría quedarse parte de la isla sin comunicaciones? Aunque se ha corregido la posición errónea del cable, ¿puede volver a pasar el próximo invierno?