La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) asegura que sólo para trabajar gastaremos 24 euros al mes en mascarillas quirúrgicas, sin contar fines de semanas o el resto del día. El gasto es considerable, y en una familia con varios niños, aunque se dispara más.
Parece lógico valorar las mascarillas textiles como una opción y de hecho, son las que el Ministerio de Consumo recomienda tanto para niños como para adultos sanos. Pero eso sí, deben contar con el código o norma española UNE 0065 que indica que son reutilizables y que cumplen los estándares de calidad.
Estas mascarillas suelen estar fabricadas de una o varias capas de tela que cubren boca, nariz y barbilla, y tienen un arnés que rodea la cabeza o se sujeta en las orejas. Evitan el contagio, pero no bastan: hay completarlas con el distanciamiento físico e higiene, recomendadas para frenar la expansión de la Covid-19.
Pero aunque sean reutilizables, no son eternas: hay mascarillas de ocho, diez y hasta de 20 lavados. Pero a partir de aquí, hay que rechazarlas. Además, los lavados deben seguir estrictamente las indicaciones del fabricante. No hay que caer en la tentación de lavarlas más veces de lo que indique su etiqueta, ni de utilizar más cantidad de detergente o un producto distinto del que se indique, por mucho que nos parezca que desinfecta más.
El motivo: podemos inutilizar el efecto protector de los filtros. Esto es así, porque la mayoría de ellas contienen componentes plásticos, similares a los de las mascarillas quirúrgicas, por lo que, si utilizamos un producto muy agresivo, podemos anular su finalidad.
.- Este es un artículo de AMIC para Menorcaldia
