“La pandemia ha afectado de manera especial la situación de las mujeres . Los cuidados, que se han convertido en esenciales, recaen mayoritariamente sobre las mujeres, tanto en el ámbito laboral (representan el 70% de la fuerza de trabajo en el ámbito sanitario en todo el mundo y también son mayoría en la educación) como en el doméstico y el comunitario. Además, profesiones del ámbito de los servicios ligadas al turismo, como la restauración o la limpieza, son altamente feminizadas, y son las que han notado los efectos negativos de la Covid-19. Especialmente importante es tener en cuenta que muchas mujeres afiliadas como trabajadoras del hogar son migradas y, por tanto, más vulnerables”. Esta es una de las conclusiones del informe sobre “Primeros impactos de la Covidien-19 a la sociedad de las Islas Baleares” elaborado por el Observatorio Social de las Islas Baleares con el apoyo de la Fundación “la Caixa”, CaixaBank y la Conselleria de Asuntos Sociales y Deportes.
El estudio publicado por la Universidad de les Illes Balears pone de manifiesto los efectos de la pandemia sobre la sociedad de las Islas Baleares y destaca, de manera especial, la importancia de la problemática de la vivienda. “Las Islas Baleares son una de las comunidades autónomas que tienen más falta de espacio (afecta a un 13,8% de la población) y una proporción elevada de hogares unipersonales (23,7%, un 35% de las cuales son de personas que tienen más de 65 años)”.
También se alerta de la brecha digital en tiempo de confinamiento, “dado que un 22,3% de habitantes no tienen ordenador, lo que puede ser una limitación importante en el acceso a derechos básicos como la educación, la información pública y los recursos básicos”.
La salud mental también se ha agravado con la pandemia. “El estudio señala que la ansiedad, el estrés, el insomnio y otros desórdenes psicológicos se han reflejado, por ejemplo, en el incremento del consumo de ansiolíticos. Además, los investigadores consideran que es fundamental estudiar los efectos del distanciamiento social para entender las relaciones sociales y la estigmatización de personas, colectivos e, incluso, territorios que son considerados vulnerables”.
En cuanto a los efectos en el ámbito laboral, la pandemia ha hecho aumentar el desempleo y disminuir la afiliación a la Seguridad Social, y ha resultado especialmente afectado el sector de la hostelería. “En verano de 2020, la suma de los trabajadores acogidos a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y los desocupados representaba más del 40% de la población activa, la cual, por su parte, había disminuido en 70.000 personas el segundo trimestre de 2020”.
El informe evidencia la desigualdad territorial , con diferencias de renta importantes. “Si en Valldemossa, la renta media es de 45.000 euros por hogar, en Vilafranca de Bonany no llega ni a los 30.000 euros. En Palma, zonas como Génova o Son Vida registran más de 85.000 euros por hogar, mientras que en el Camp Redó la renta es de poco más de 15.000 euros. Hay seis secciones censales donde más del 40% de la población vive con ingresos inferiores al 60% de la renta media estatal. Además, el estudio de los datos de incidencia de la Covid-19 por zonas básicas de salud sugiere que la población con el nivel de renta más bajo tiene más probabilidades de contagio”.
Según los investigadores, la Covid-19 hace aumentar de manera repentina la pobreza y la exclusión, y acentúa las situaciones de vulnerabilidad preexistentes. “Alertan que una extrapolación de los datos de hogares sin ingresos al segundo trimestre de 2020 situaría en más de 33.000 el número de personas en situación de pobreza severa. Esta situación es reflejada en el crecimiento exponencial de las demandas de ayudas para cubrir necesidades básicas al sistema de servicios sociales”.
La violencia machista no ha disminuido con la pandemia. “Los avisos al 016 y al servicio 24 horas del IBDona aumentaron con el confinamiento. Según los datos del Gobierno, fue entonces cuando contactaron por primera vez el 75% de mujeres usuarias”.
Los investigadores concluyen que “el aumento de la pobreza y la exclusión reclaman el refuerzo de las políticas para enderezarlas, como se ha hecho, pero también replantear el modelo económico, dado que hay una elevada correlación entre este y la vulnerabilidad , tanto la preexistente como la actual. Las administraciones deben priorizar los cuidados y reforzar los servicios públicos, especialmente los servicios sociales, mejorando la coordinación entre administraciones. La colaboración con el Tercer Sector de Acción Social es clave en este contexto y en el futuro“.