A semejanza de la vida a medias que impone el coronavirus se ha desarrollado el Concierto de Fin de Año de en el Teatro Principal de Maó: con cambio de programa (cercenado en sus duetos operísticos) y la mitad de los músicos deseables por cuestiones sanitarias, pero con toda la belleza, la alegría, la grandeza, la tristeza y la esperanza.
La Orquestra de Cambra Illa de Menorca ha emocionado al púbico que agotaba el aforo menguado del coliseo mahonés “Amb la música per corbata”, recital dirigido por un didáctico Francesc Prats, en el que barroco y clasicismo han dialogado para enmarcar la sonoridad inequívocamente navideña de polkas y valses, supliendo el virtuosismo y la dulzura de los músicos la potencia que hubiese tenido la formación al completo.
El concierto ha comenzado con la obertura de “Julio Cesar en Egipto” de G.F. Handel y la Sinfonía en Sol mayor de C.P.E. Bach, protagonizando el segundo bloque los Strauss, Johann y Josef, con Annen-Polka y Feuerfest! Polka, y “Los cuentos de Hoffmann” de J. Offenbach. El tercero ha correspondido en exclusiva a W.A. Mozart -“el más grande, merecedor de un bloque en exclusiva”, en palabras de Prats- de quien se ha interpretado el Divertimento en Re mayor.
La suerte de vuelta a Viena que ha constituido el cuarto y último bloque, ha condensado el año que se cierra al combinarse el “Vals Triste” de J.Sibelius con “El Danubio Azul”, de J.Strauss II, la melancolía y la pérdida enfrentadas a la plácida promesa de lo bello y lo eterno, con el vigoroso impasse del “Bon Any” expresado por la OCIM, entre ambas piezas.
Un concierto de Fin de Año, como el de Año Nuevo vienés, no parece completo si no suena la Marcha Radetzky de Johann Strauss padre con la consabida interacción del público, y en el Principal ha sonado, como antesala de otros dos bises: Annen-Polka y un sentido “El noi de la mare”, canción tradicional catalana anónima, con la que Prats ha querido cerrar la velada, haciendo un guiño a sus orígenes.