La justicia social está en la misma esencia del cristianismo. Recientemente algunos ejemplos paradigmáticos van desde el sufragio femenino, promovido por una serie de teólogas, o las libertades civiles, también promovidas por personajes como Martin Luther King. Cuando hablamos de los derechos de las personas homosexuales el terreno es similar. Es más complejo para la teología católica asumir la unión de personas homosexuales, pues el matrimonio es un sacramento desde, al menos, 1055. Quizá esto explique las idas y venidas recientes de la Iglesia católica con este tema, pues las presiones para dejar las cosas como están no son pocas. Para las teologías protestantes el asunto es mucho menos complicado, pues al menos desde el siglo XVI el matrimonio no es considerado sacramento central, como sí lo es el bautismo, la comunión (para las iglesias reformadas), y la confesión (para las iglesias luteranas).
Sería un tedio para mi escribir, y para el lector leer (en este pequeño artículo), como éstas dos comprensiones del matrimonio han calado en los diferentes países católicos y protestantes hasta nuestros días. Es cuanto menos curioso ver, y ciertamente paradójico, como en España, donde el valor sacramental del matrimonio se ha defendido con ahínco, se ha implantado el matrimonio homosexual. La reforma del Código Civil en la que se amplía el artículo 44 posibilita que el matrimonio tendrá los mismos efectos legales cuando los contrayentes sean del mismo sexo. Más allá de las complicadas razones teológicas por las que el matrimonio es un sacramento, hablar de matrimonio homosexual es un adelanto de los derechos de la persona. Un paso adelante en las libertades similar al patrimonio de la mujer. Etimológicamente el patrimonio (patris: padre) es la herencia del padre, y el matrimonio (matris: relativo de la madre) es la herencia de la madre. ¿Por qué nos parece comprensible que la mujer pueda tener patrimonio y no que las personas homosexuales puedan tener un matrimonio?
Es complicado establecer la línea que separa, por un lado, la insumisión de la legalidad vigente, y por otro, la complicidad con un poder que ha perdido su razón de ser: nadie dice que sea fácil el papel de la Iglesia. Ahora bien, insisto en esta idea: la justicia social está en la misma esencia del cristianismo. Si dos personas que han sido ya casadas por un juez, por ese adelanto en la legalidad en la reforma del artículo 44, quieren desde una vocación cristiana encontrar una bendición para su unión, tengo la convicción de que tenemos el deber de ofrecérsela: “que no separe el hombre lo que Dios ha unido”. Habrá quien considere que desde la tradición cristiana esto es inasumible, pero la historia, sin embargo, dice algo distinto: no son pocos los ejemplos de uniones homosexuales dentro de sociedades cristianas, por ejemplo, en el Imperio Romano Oriental. Habrá quien piense que desde una lectura de la Biblia como autoridad moral esto es inasumible, pero es desde hace relativamente muy poco que las lecturas homófobas se han impuesto: las voces proféticas, tanto veterotestamentarias (Antiguo Testamento) como neotestamentarias (Nuevo Testamento), denuncian con dureza aquellas circunstancias donde la sexualidad supone un abuso contra la libertad, así como una falta de hospitalidad. Dos asuntos que sólo superficialmente están desvinculados, pues hoy siguen siendo las extranjeras quienes más sufren la violación de la esclavitud sexual. ¿Dónde se condena el amor en tales textos?
Dos personas del mismo sexo, adultas y libres, que deciden vivir su amor (sea sexual o no), y en su derecho lo hacen público, ¿no serán bienvenidas en nuestras comunidades para recibir una bendición por su unión? ¿No encontrarán donde tomar del pan de la comunión y poder sumergirse en el misterio de la fe como “una misma carne”? ¿Por qué razón nos mantendremos en contra de dicha unión? Desde las comunidades protestantes es mucho más sencillo, pero sólo en apariencia, pues el literalismo fundamentalista que reacciona contra la homosexualidad, aunque reversible, necesita algo más que paños calientes para superarse. Desde las comunidades católicas es más compleja la situación, pues repensar el valor sacramental del matrimonio no es una tarea sencilla. ¿Cómo aceptar otras maneras de amar sin remover la propia autenticidad? La Iglesia católica inició una vía que dio esperanzas a las personas homosexuales, y eso es lo que permanecerá, aunque hoy se maticen palabras ya dichas. Es la fe y la esperanza lo que permanece, la fe y la esperanza en una sociedad más justa en la que no nos echemos para atrás en los derechos logrados, pues finalmente es el amor lo que permanecerá.
Mismos sentimientos mismos derechos por ser “una sola carne”…el pensamiento bíblico así lo avala.Como ya dijo el Rabino “Trata al otro como a ti mismo” todo lo restante son comentarios.
Tenemos el mismo Rabino amigo. Un abrazo.
… la iglesia es machista, es misógina y homófoba… sin discusión… y todas las leyes sociales de la historia han tenido enfrente a las sectas religiosas, así que menos trolas… la ley del divorcio que permitía a las féminas escapar de compañeros embrutecidos, tuvo enfrente a la iglesia… la ley de interrupción del embarazo que permitía que las féminas decidieran sobre su propio cuerpo, tuvo enfrente a la iglesia… la conquista de los anticonceptivos que liberó a la mujer, tuvo la oposición frontal de la iglesia… y así lo mismo con el matrimonio homosexual que los políticos de izquierda establecieron, o la ley de eutanasia, o la educación sexual en las aulas, o … TODAS… Decir que la justicia social es inherente al cristianismo es una broma de mal gusto… intentar arrimar el ascua a la sardina de las sufragistas, cuando en la secta las mujeres sólo se admiten para remendar los calcetines de sus compañeros masculinos, hacer coques para su venta o quitar el polvo de las estatuas de yeso, es de juzgado de guardia… cualquiera que lea su panfleto creerá que la iglesia es el adalid de las causas sociales históricas, y eso es falso, no existe empresa más reaccionaria y obtusa que la iglesia… y por cierto, sugiero que la gente NO SE CASE, ya no hace falta, con las uniones libres, las parejas de hecho, se tienen los mismos beneficios sociales y fiscales, y así no hace falta padecer el paripé de los bodorrios, de mutuo acuerdo te vas a vivir junto a tu pareja, decides tener hijos y establecer una familia, y la la santificación de la iglesia, que le den… las personas que están condicionadas por tener que seguir los dogmas de las iglesias, que constriñen sus vidas y les hacen infelices, no los entiendo, con lo fácil que es vivir de espaldas a esa gran metomentodo y mandarla a tomar viento…
Querido Manu, aunque es cierto que tienes muy presente una cierta cara de la Iglesia , creo que esa no es toda la historia de la misma. Que las primeras sufragistas eran teólogas, o que Martin Luther King era pastor, o por no decir algo tan reciente, que las primeras consideraciones a los derechos humanos vienen de la Escuela de Salamanca del ámbito teológico, no es decir falsedades sino matizar las posturas. Yo sí creo que hay una Iglesia que ha defendido y que defenderá los derechos de las personas, por mucho que haya oposición.
P.D: quizá te interese ver todo el trabajo en sud y centro américa de las teologías de la liberación, muchos de ellos perseguidos y asesinados, y hoy en proceso de canonización.
… ay Calvin Calvin, pareces buena persona y medianamente instruido, cosa rara en el clero, así que reduciré el tono, espero no haberte incomodado… he consultado tu coda de la Escuela de Salamanca, no conocía el asunto, pero la declaración universal de los derechos humanos, primero fue en la Francia revolucionaria, y posteriormente en las Naciones Unidas, pues por lo visto el trabajo de tus teólogos fue ninguneado hasta ahora por sus propios jefes, pues la iglesia no sólo no los incorporó, sino que siguió con sus inquisiciones y demás… el Vaticano es un estado dictatorial teocrático que fue el último en abjurar de la pena de muerte en el continente… las teólogas del sufragio femenino? pues ya ves, no existen mujeres en el estado vaticano, salvo quizás las limpiadoras… huelga decir cómo tratan a la mitad de la Humanidad TODAS las religiones, incluidas las supuestas brujas quemadas por los protestantes… otras que también tapó convenientemente la jerarquía… las iglesias cristianas como tales no levantaron la liebre de los derechos civiles, un par de organizaciones con el calificativo “cristiano” en su logo no hacen océano, sino anécdota… de hecho, la esclavitud fue históricamente bendecida por la religión, pues incluso en el libro de cuentos bíblico se propugna, tuvo que ser Lincoln el que tuvo que liarla para eliminarla… Repito, la iglesia no defiende el derecho de las personas, sino que históricamente siempre le ha puesto palos en las ruedas… hablas de la teología de la liberación? hablamos pues del rapapolvo que le dio el papa polaco de ultraderecha al pobre Leonardo Boff en público para humillarlo y desacreditarlo, dejando claro que la iglesia organizada no es ni será nunca como Boff, ni Ellacuría, ni tus sufragistas teólogas, ni un pastor cristiano actuando por libre… es habitual que la jerarquía del clero se apropie de las iniciativas de algunos de sus miembros, pero nunca para implementarlas, sufragarlas o hacerlas suyas, sólo para hacerse la foto publicitaria y poco más
Querido Manu, primero de todo me parece interesante esta conversación.
Tú te identificas con la iglesia en sus núcleos de poder y en sus excesos, que han sido muchos históricamente e injustificables: en mucho de lo que dices tienes razón y punto, no hay vuelta de hoja.
Pero yo me identifico con la iglesia que está en los límites, y en los bordes, y que ha luchado por los derechos de las personas. Esa iglesia es tan real como la que tu mencionas, y mucho mayor de lo que puedes imaginar ahora mismo.
Si me permites unas matizaciones. Si nunca has echado un ojo al asunto de la teología/política que se hacía en Salamanca (y no me extraña porque es bastante friki) te recomiendo una ojeada más, porque de verdad es bastante interesante lo que se desarrolló entonces (es verdad, no tuvo éxito inmediato, pero esos teólogos eran iglesia, para mi con mayor merecimiento que quienes finalmente rechazaron todos los intentos de personajes como Francisco de Vitoria, y sí tuvo éxito en posteriores pensadores que han marcado definitivamente la historia del derecho).
Es indudable que a pesar de que la historia más “oficial” de la iglesia está llena de atropellos, también es verdad que muchos de los desarrollos de personajes dentro de la iglesia han sido pioneros de los derechos humanos, pues mucho de lo que se hizo en la escuela de Salamanca tuvo mella en el idealismo alemán de por ejemplo Kant o Hegel (ambos protestantes). Lo propuesto en la Revolución no puede entenderse sin esa influencia, siento decirte que los derechos humanos tiene más bien un componente kantiano (siendo este un pietista protestante), que puramente revolucionario. Es más, seguramente los derechos humanos es uno de los pocos reductos que queda de la compresión de “persona”, también cristiana, y desarrollada en su día por otro cristiano, Boecio, justo a los inicios de la Edad Media.
En fin, aunque creo que tienes razón, también creo que para ser justos habríamos de ver la influencia de un cristianismo en los límites, y no por eso minoritario, y no por eso deja de ser enormemente influyente, y por lo que podemos decir sin demasiada sombra de duda que la esencia del cristianismo, a pesar de todo, la definen estos personajes cuyas luchas e ideales son las que han prevalecido y prevalecerán… prevalece el cristianismo de Boecio, el de Francisco de Vitoria, el de Pascal, el de Kant, y el de tantísimos otros, como las sufragistas que mencioné, el mismo Martin Luther King, y tantos etc. Sus luchas, ideas, la belleza de sus propuestas, prevalecen más que los atropellos que denuncias y por que no te quito razón, pero sí intento exponerte esa otra iglesia sin otro ánimo que dialogar contigo, por el puro placer de la conversación.
Tú eres libre de identificarte con esa iglesia opresora y oprimida, si quieres puedes sentirte identificado con esa iglesia podrida de poder…aunque sea para condenarla…yo no pienso justificarla,… pero yo me identifico con otra, con la que lucho por los derechos de las personas, y con la que sigue luchando por esos derechos.
P.D: Comentas que el clero no está bien preparado, bueno yo no soy del clero. Pero no se a quien has conocido tú del clero, pero a quien yo conozco de está isla me dan mil vueltas en formación.