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“Con el punto de mira averiado”

Un artículo de Tomás Ibarz

Administración de una vacuna.
Administración de una vacuna.

Vamos a dar por bueno y a admitir que hace 15 meses, cuando empezaron a detectarse los primeros casos de coronavirus, teníamos muy poca información sobre como tratar la situación. Nosotros y los que mandan. Vamos a aceptar también que durante todo este largo calvario hemos ido aprendiendo sobre la marcha. Nosotros y ellos.
Pero coincidiremos -ellos y nosotros- en que transcurrido todo este tiempo “ellos” deberían dejar de hacer el ridículo con restricciones incoherentes -hoy daré nuevos ejemplos- y “nosotros” deberíamos ser un poquito más conscientes de la situación y obrar con más obediencia y respeto a los demás.

Sí, porque hay un “ellos” y un “nosotros”. Y no estamos aprendiendo ni los unos ni los otros. No aprendimos en verano y tampoco en Navidades. La prueba la tendremos después de esta Semana Santa.

Vamos con los ejemplos que dejan en muy mal lugar -una vez más- a los que nos ponen y quitan libertades con restricciones muy difíciles de justificar más allá del “esto está volviendo a subir”.

Esta semana, para justificar la inercia ascendente de la incidencia de casos de Covid en Baleares, desde Salut Pública señalaban que la causa habían sido dos focos de infección detectados en Inca y en Sóller, uno por una reunión familiar y el otro relacionado con un deportivo amateur. De entrada, unos 30 casos nuevos. En la misma comparecencia, el portavoz autonómico de enfermedades infecciosas manifestaba que Palma y otros no pocos municipios de Mallorca mantenían una tendencia a la baja con una incidencia -en el caso de Palma- inferior a los 43 casos por 100.000 habitantes. Insisto: y a la baja.

Un brote es algo que puede suceder mientras el virus siga con nosotros. Lo llamativo es la respuesta del Govern de Armengol ante este ligerísimo y localizado repunte: cerrar el interior de los bares y restaurantes solo una semana después de sus reaperturas. Genial. Ni el partido de waterpolo de Sóller ni la comida familiar de Inca tuvieron lugar en un restaurante.

¿Entonces?. ¿Seguimos negando la criminalización de un sector económico?.

En el nuevo catálogo de restricciones vigente hasta el 11 de abril no aparece ninguna variación respecto a las actividades deportivas, pero sí el cierre del interior de unos bares y restaurantes que ni siquiera han podido estrenar el medidor de CO2 -otro gasto- que el Govern les obligó a adquirir hace ya un par de meses. Muchos no lo han sacado ni del envoltorio. No les ha dado tiempo.

La otra gran restricción para estos días es la prohibición de reuniones en lugares privados -casas- de personas no convivientes. Respecto a esto, les voy a decir lo que no va a pasar:

●Ningún inspector comprobará en hornos y pastelerías si para estas fiestas la ‘padrina’ ha encargado ensaimadas de tamaño muy superior al habitual.

●Nadie observará si el encargado familiar de hacer la compra sale del supermercado con 12 botellas de vino en lugar de las dos
habituales.

●El vendedor de ingredientes para la elaboración de panades i robiols no será requerido ante compras de producto para más de 4 personas.

●A nadie con responsabilidad sancionadora se le ocurrirá circular por nuestras carreteras y autopistas el Jueves Santo, Viernes Santo o cualquier otro festivo y girar la mirada a ambos lados de la autopista y observar, sin que haga falta detener el vehículo, cuantos coches hay aparcados en la puerta de cada finca.

No sucederá nada de todo esto. Mal “ellos” y mal “nosotros”.

Por cierto, veo a los alemanes que van llegando tomando el sol en la playa sin mascarilla. Ahí lo dejo.


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