Este fin de semana (hasta el domingo 28) se celebra el curso C2 de la UIMIR donde Catalina Sebastià, educadora ambiental, desvela algunos secretos de cómo utilizar, preparar y recuperar remedios caseros con plantas medicinales. Los remedios no son sustitutivos de la medicina convencional pero sí se pueden aprovechar bien para muchos pequeños problemas cotidianos. Así lo hicieron nuestros ancestros y ese legado, al menos parte de él, está en riesgo de desaparecer por puro olvido.
Hay una tradición que saca lo mejor de las propiedades de muchas plantas, ya sea para alivio de algún síntoma o para un uso puramente cosmético.
En el curso se elaboran maceraciones, ungüentos o aceites para aprovechar de manera conveniente sus propiedades.
El interés que ha suscitado este curso ha hecho que se hayan llenado enseguida las plazas disponibles.
Las plantas ‘remeieres’ pueden ayudarnos pues son fáciles de utilizar para curar dolencias comunes en casa, y no requieren mucho esfuerzo a la hora de buscarlas, cultivarlas o recolectarlas. Es fundamental identificar bien cada una. No solo para que no erremos al cogerla de la naturaleza, que podría ser muy contraproducente, si no por la misma sostenibilidad de las especies vegetales.
Algunas son muy comunes, como el ajo, reconocido como fuerte antibiótico y muy utilizado para tratar resfriados, catarros e infecciones respiratorias. Otras son más raras, como la árnica, ideas para aliviar el dolor muscular o articular e, incluso, el dolor lumbar.
La manzanilla de Menorca es reconocida por sus propiedades estomacales y conviene saber el momento de recolectarla, cómo prepararla y en qué cantidad tomarla. Así como pasa con la lavanda, de propiedades calmantes. Muy famosa es últimamente el aloe vera, que tiene propiedades cicatrizantes.
Del Mediterráneo también abundan especies como el romero, que tiene propiedades antiinflamatorias, o la menta, que es digestiva, analgésica y antiséptica.
Otras hierbas muy utilizadas para hacer aceites esenciales son la caléndula, el diente de león o la ortiga. Esta última ayuda a la circulación sanguínea.
La sesión que cierra este curso es eminentemente práctica, con una salida a la naturaleza para reconocer éstas y otras especies de plantas que hay en el campo y que tienen propiedades beneficiosas para la salud.