En algunas ocasiones los silencios son ensordecedores. Silencios y acatamientos como los del Govern de Francina Armengol y del sector turístico balear ante el calendario de vacunaciones expuesto esta semana por Pedro Sánchez. Un calendario que sitúa -si no se producen más inconvenientes a sumar a los numerosos ya vividos en los tres primeros meses de vacunación- la tan necesaria ‘inmunidad de rebaño’ en el 31 de agosto de este año.
Y aquí no replica nadie. Nadie pone el grito en el cielo. Nadie se va a La Moncloa a recordarle al presidente del Gobierno que sin la ‘inmunidad de rebaño’ Baleares se va a la bancarrota al acumular dos años sin temporada turística. No se deje engañar: la temporada no arrojará cifras mínimamente decentes sin las consecuencias y los efectos de una inmunidad claramente mayoritaria en las islas. Sin oferta muy segura, el verano será muy parecido a la pasada Semana Santa en la que solo han trabajado algunos hoteles. Y nadie más. O como el verano pasado, con pocos hoteles abiertos en un verano muy corto.
Ante nuestros ojos, Alemania anuncia negociaciones con Rusia para reforzar su plan de vacunación con millones de dosis de Sputnik V. Bruselas da el visto bueno permitiendo a los países miembros la compra de vacunas a firmas que estén fuera de los acuerdos cerrados por Europa. Baviera ya se ha adelantado y tiene dos millones comprometidos sin que nadie le llame la atención por no ser ‘estado miembro’.
Y Baleares, viéndolas pasar. Viéndolas pasar sabiendo como ya sabe que, según los contactos realizados por el cónsul honorario de Rusia en Mallorca, Rusia podría enviar medio millón de vacunas a Mallorca en tan sólo dos semanas. Medio millón es más del 30 por ciento de todo lo que hace falta.
No nos podemos conformar con el plan de vacunación debidamente publicitado por Sánchez. El 31 de agosto es la ruina. Y no hacer nada por evitar esa ruina es negligencia. Lo es porque no hacer algo que otros sí hacen en las mismas condiciones perjudicando la salud y la economía de un territorio es permitir que suceda. Sin más.
España tendrá que subirse al carro de las compras urgentes a otros fabricantes de vacunas. Lo hará Alemania sin saltarse una sola norma, esperando a que a finales de abril la Agencia Europea del Medicamento valide la Sputnik V. También parece negligente no iniciar ahora los contactos para que, cuando se haya dado el ‘sus’, completemos y aceleremos nuestro plan de vacunación añadiendo un nuevo proveedor masivo.
Porque no es lo mismo ni para la salud ni para la economía que los ciudadanos de esta tierra estemos inmunizados mayoritariamente el 31 de agosto que el 15 de junio, por poner una fecha de referencia. No hacer nada cuando es tan evidente que lo puedes hacer es un insulto a los ciudadanos-votantes-contribuyentes.
Si Europa decide no dirigir y mancomunar esa compra a Rusia, que lo hagan los Estados, y, si no, que no impidan hacerlo a las CCAA -lo hace Baviera-.
De hecho, en España, los medicamentos los compran las CCAA para abastecer farmacias y hospitales, y el Gobierno de Pedro Sánchez tampoco puso ningún impedimento a la compra masiva -a precio de oro y sin concurso- de mascarillas y equipos de protección sanitaria por parte de las Autonomías. Los ataques a la presidenta madrileña por sentarse con un proveedor de Sputnik V solo se explican en el marco de la campaña electoral madrileña.
Desde aquí, solo cabe felicitar al sistema de salud de las islas porque ha podido pisar el acelerador sin excesivos problemas a la que han llegado vacunas. Un sector que ya ha dicho que si llegan más, más pondrán. No traerlas, no hacer nada, es un insulto a la inteligencia, a futuros contagiados, y a los actores-víctimas de la situación económica de Baleares.
Lo deseable sería que Sánchez diera ya un paso adelante o al menos se echara a un lado para que Baleares pueda dar el paso de la compra de vacunas a Rusia, una vez autorizadas. Y aquí, una sospecha: ¿y si Sánchez ya lo tiene previsto pero se guarda el anuncio para un par de días antes de las elecciones madrileñas? Veremos.
Llámeme impaciente, pero si hemos sacrificado todo -incluida la Semana Santa- para tener un verano, no hay que dejar de hacerlo todo para tenerlo y salir del hoyo de una vez.
Es verdad que es una verguenza que entren cuestiones políticas y que para comprar una vacuna se mire si es americana o rusa/china, está en juego nuestra salud.
La temporada turística es otra cosa, de lo que depende es de tener una baja incidencia acumulada, lo principal es tener menos contagios que la competencia ( canarias, turquía, grecia…) y para eso lo prioritario es mejorar el rastreo.