¿Qué balance hace de estas dos décadas como portavoz?
De estos veinte años, destacaría dos cosas. La primera sería que he tenido la oportunidad de mostrar a la sociedad balear cómo son los hombres y las mujeres del Ejército de Tierra en Baleares. Hasta hace unos años, la sociedad y el Ejército éramos como compartimentos estancos. Sin embargo, desde el momento en que se creó la Oficina de Comunicación y yo asumí la portavocía desde cero, me dieron la oportunidad de poder contar lo que hacemos. Poder dar a conocer todas las actividades que llevamos a cabo fue un avance muy importante. Nos hemos abierto a los medios de comunicación, por ejemplo con la celebración de seminarios o proponiendo a los periodistas que nos acompañasen a diversas maniobras tanto en Baleares como en la Península para ver cómo trabajaban sus militares.
¿Y cuál sería la segunda cosa que destacaría?
La segunda cosa de la que me siento orgulloso en estos veinte años es de percibir hoy el cariño de la gente hacia su Ejército.
¿Cuáles eran sus objetivos iniciales?
Cuando empecé, tenía dos objetivos clarísimos. El primero era que mi información tenía que ser veraz y el segundo era que tenía que estar disponible las 24 horas del día para cualquier necesidad de los medios de comunicación. En ese sentido, me voy con la satisfacción de que eso siempre ha sido así. Tanto en los buenos como en los malos momentos, la información facilitada siempre ha sido veraz. Por otra parte, mi teléfono ha estado disponible durante el día, durante la noche y durante los fines de semana, para aclarar dudas y para que los periodistas pudieran comprobar si la información que a veces recibían por otras vías era o no correcta. Esos periodistas pedían nuestro parecer y querían contrastar la noticia, y eso siempre es de agradecer.
“Aquí en Baleares ya empezamos a salir en misiones internacionales en 1995. Empezamos con Bosnia y estuvimos también en Kosovo, Afganistán, Irak, Líbano o la República Centroafricana”
¿Hay algo que haya quedado quizás finalmente pendiente?
Bueno, me voy con una espinita clavada, que es que durante estos veinte años haya seguido habiendo personas, tanto jóvenes como gente mayor, que no han querido cambiar su percepción sobre las Fuerzas Armadas. Esas personas tienen unos estereotipos caducos sobre nosotros, que deberían superar. Creo que veinte años son muchos años para darse cuenta del trabajo real que realizan las Fuerzas Armadas, en este caso el Ejército de Tierra. Nuestras Fuerzas Armadas, nuestro Ejército de Tierra, son un ejemplo fuera y dentro de nuestras fronteras, porque tenemos claro que nuestra misión es servir a la sociedad a la que pertenecemos.
Es una pena que aún haya gente que no lo vea así…
Como le decía, esa espina sí que me la llevo, pues a pesar de todo lo que hacemos y contamos, hay personas que tienen una imagen del Ejército que no se corresponde con la realidad. También es verdad que esas personas son una minoría, pues la mayoría de la gente reconoce nuestra labor independientemente de su ideología política. Mire, estamos hablando de un Ejército moderno, con unos oficiales y unos suboficiales preparadísimos, así como con una tropa voluntariosa que tiene un gran espíritu de sacrificio y de servicio. Son gente disciplinada e ilusionada.
¿Se conoce ahora mejor la labor de las Fuerzas Armadas?
Yo diría que sí. Cuando contamos lo que estamos haciendo, nos conocen. Y si nos conocen, nos aprecian. Y si nos aprecian, nos quieren. Eso es lo que deseamos, porque somos vuestro Ejército, pero nos tenéis que conocer. Ahí estamos siempre, para lo que la sociedad necesite.
¿Cuándo diría que empezó ese reconocimiento?
El hecho de haber participado por ejemplo en misiones internacionales nos dio valor y prestigio. Aquí en Baleares ya empezamos a salir en misiones internacionales en 1995. Empezamos con Bosnia y estuvimos también en Kosovo, Afganistán, Irak, Líbano o la República Centroafricana.
“Me voy con una espinita clavada, que es que durante estos veinte años haya seguido habiendo personas, tanto jóvenes como gente mayor, que no han querido cambiar su percepción sobre las Fuerzas Armadas”
Al inicio de la actual pandemia, ¿cuáles fueron las principales actuaciones del Ejército en Baleares?
Siguiendo el mandato del Gobierno de la nación, esencialmente fueron tres tipos de actuaciones. Por una parte, hicimos patrullas en 56 municipios de Baleares, para dar seguridad y tranquilidad, y también para velar que se respetasen las normas. Además, llevamos a cabo casi 60 desinfecciones en diferentes instalaciones, desde residencias de ancianos hasta centros de día, puertos, aeropuertos o centros penitenciarios. En cuanto a la tercera acción que también realizamos entonces, menos visible que las dos ya citadas, fue la defensa de infraestructuras sensibles, necesarias para el desarrollo normal del día a día, como instalaciones eléctricas o puntos de suministro de agua. En aquellos meses, la gente se nos acercaba para saber si queríamos o necesitábamos algo. De ese modo, percibíamos el cariño de la gente hacia nosotros.
¿Cómo ha sido la relación con las instituciones isleñas durante estos años?
Antes que nada, muchas gracias por la pregunta —recalca—. Yo he tenido once comandantes generales, que han venido de otras comunidades. Pues bien, la relación que hoy tenemos con el Govern y con el resto de instituciones del Archipiélago es excepcional, pero no solamente ahora. A lo largo de todos estos años, las relaciones institucionales con el Ejército en Baleares han sido muy buenas, independientemente de las ideologías políticas. Y eso hay que decirlo. Si quiere, le puedo poner un ejemplo concreto en ese sentido.
Adelante, por favor…
En nuestro afán de apertura, en estos años hemos ido enseñando el Acuartelamiento Jaime II a diferentes colectivos, desde empresarios hasta centros de enseñanza, para que vean cómo viven los soldados. En ese contexto, poco antes del inicio de la pandemia organizamos una jornada con el Parlamento regional, en la que todos los grupos políticos con representación en la Cámara habían confirmado su asistencia. Al empezar el confinamiento, tuvimos que suspender esa jornada, pero cuando la situación se normalice, volveremos a recuperarla, porque queremos que nuestros representantes políticos, con independencia del partido al que pertenezcan, conozcan cómo trabajan los hombres y mujeres del Ejército de Tierra en Baleares.
¿Y cómo ha sido la relación con los periodistas?
Los periodistas fuisteis una sorpresa agradable, en el sentido de que nos parecemos bastante. Lo digo porque también vivís entregados a la profesión y porque vuestro trabajo es igualmente vocacional y muy exigente. En estos años, descubrí vuestra forma de trabajar, vuestra dedicación, vuestro interés y vuestra disponibilidad, pues vi que para vosotros tampoco había fines de semana —sonríe—. Además, el trato siempre ha sido respetuoso y afable. Después de tanto tiempo, nos hemos cogido cariño. De hecho, mi relación profesional ha acabado siendo también personal en no pocos casos, pues tengo amistad personal con muchos de vosotros.
A partir de ahora, una vez ya jubilado, ¿se dedicará al “dolce far niente”?
No, no, qué va, qué va —sonríe de nuevo—. Yo llevo toda mi vida al 100 por cien, por lo que no puedo parar ahora de golpe. Una vez ya jubilado, voy a seguir trabajando, porque mi cuerpo, mi cabeza y mi forma de ser me piden que siga haciendo cosas, aunque sin duda le dedicaré más tiempo a mi familia, a la que le he quitado un poco de tiempo en estos años.
.- Este es un artículo de Josep Maria Aguiló y Mallorcadiario para Menorcaaldia.com