Por ser conocido, no podemos decir que estemos acostumbrados a este fenómeno. Resulta un incordio para quien tenía la ropa secando al sol y no le dió tiempo a recogerla antes de que cayeran las primeras gotas.
Tampoco se salvan los coches que cambian su color con una pátina de la fina arena que llega desde el desierto africano. Y para más desesperación de todos aquellos que perdieron su tiempo y su dinero en limpiar el vehículo, antes de 24 horas después ya volvía a descargar el cielo en buena parte de la isla repitiendo la escena.
Eso ha supuesto que muchas personas que limpiaron la tierra de sus vehículos, terrazas o ropa tuvieran que ver cómo se volvía a ensuciar todo.
Los servicios de meteorología de la Agencia Estatal no marcaban previsión de lluvia en Menorca pero, de hecho, hubo tormenta eléctrica y chaparrones localizados que pintaron de color ocre el paisaje.
El origen de esta característica lluvia, tan frecuente en Menorca en estos momentos del año, tenemos que ir a buscarlo al desierto del Sáhara donde las tormentas de arena son habituales. El polvo generado se desplaza por el océano Atlántico hacia zonas de Sudamérica y del continente Europeo. Luego, las masas de polvo se desplazan por las corrientes de viento de las capas bajas y medias de la troposfera, afectando a la zona oriental del Mediterráneo desde la primavera o verano un sistema de bajas presiones aparece en las Islas Baleares y desplaza esta masa de polvo hacia el occidente de la cuenca.
En estas lluvias el cielo se vuelve opaco y la calidad del aire disminuye. La Agencia Estatal de Meteorología comunicó que estas precipitaciones no son contaminantes, son de carácter alcalino y representan un beneficio para la vegetación y los suelos. Y quizás también para los servicios de limpieza, que hacen su agosto con las reiteradas pasadas para quitar el fino polvo rojizo. Placas solares también quedan afectadas por estas lluvias, que deberán limpiarse para rendir como corresponde.
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