La playa de Cala Galdana recibe unos 1.800 visitantes cada día durante la temporada turística lo que equivaldría a 128 kilos de protector solar derramados en la arena y el mar. Así se deduce del estudio elaborado por el laboratorio ambiental Haereticus que aseguraba que la playa Hanauma Bay, de Honolulú, recibía 2.600 visitantes cada día que dejaban alrededor de 186 kilos de crema solar en el océano.
Ya en 2018 Hawaii prohibió los protectores solares no biodegradables para que causaban daños al coral de la zona y muchos estudios han demostrado la presencia de protección solar en el agua, sedimentos marinos, fauna y flora del Mediterráneo.
Por esto, el Ayuntamiento de Ferreries ha puesto en marcha una campaña para concienciar a residentes y visitantes del perjuicio que pueden suponer estos químicos sobre el ecosistema de las playas y de la necesidad de utilizar cremas biodegradables que respeten el medio ambiente.
Desde el consistorio señalan que, aunque de momento no hay estudios de cómo afectan los tóxicos de los protectores solares a la Posidonia, sí hay algunos investigadores que afirman que son una grave amenaza para las praderas de esta planta acuática que es esencial para mantener la calidad y oxigenación del ecosistema submarino y el buen estado de las playas.