Los estadistas europeos recogieron sus conclusiones y concedieron, por decirlo así, la medalla de oro a España como el territorio donde el impacto económico derivado de la pandemia había sido más fuerte. Ese dudoso honor se quiere contrarrestar con la mayor inyección económica que se haya recibido en un contexto parecido. Es como un Plan Marshall focalizado en nuestro país y que tiene varias arterias.
En el enunciado de cómo se deben destinar los fondos de recuperación hay términos que la isla de Menorca conoce bien; transformación digital, transición ecológica, cohesión social y territorial e igualdad. El programa Next Generation EU, no se excluye ningún sector, pero sí que se incide en la necesidad de que los proyectos susceptibles de obtener fondos europeos deban estar alineados con estos cuatro ejes prioritarios de actuación.
Menorca es un territorio pequeño que ya se ha puesto a la cola de los lugares donde se pueda poner en marcha pruebas piloto para la transición energética, que va en la línea de lo que exigen las ayudas europeas. Hay un proceso de digitalización en marcha (más necesario que otra cosa). Su papel de Reserva de la Biosfera ayuda.
Según el conseller Miquel Company, toda propuesta de trabajo no debe quedarse en un simple parche para compensar la crisis. Debe enfocarse a que los proyectos generen un motor de transformación para el presente y el futuro. Por ese motivo, la formación que va a incorporar la isla en cuanto a Inteligencia Artificial abre una expectativa para el futuro de muchos jóvenes que van a poder labrarse una carrera dirigida a un campo que crece de manera exponencial.
La Oficina de Estrategias relacionadas con la implementación de los Fondos Next Generation han contemplado muy bien esta premisa y por eso filtran, dirigen, asesoran y acompañan las muchas ideas que siguen llegando.