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La ira y la lujuria, los pecados capitales que se exponen en Alaior

La muestra se inaugurará el próximo viernes, 17 de setiembre, a las 18.30 h, en la sala de cultura San Diego

Pintura de Matías Quetglas
Pintura de Matías Quetglas

“Los pecados, así como todo el hecho relacionado con la condición humana, han estado presentes en el arte de todas las épocas, desde El Bosco hasta Tracey Emin o Miquel Barceló, y en diferentes culturas, desde Egipto hasta China. A veces se han entendido como una transgresión de la ley divina (cristianismo) y en otras como un obstáculo para la superación del ser humano con implicaciones morales (humanismo). Su percepción ha variado a lo largo de los tiempos y hoy hay pecados que no tienen la connotación negativa que tuvieran hace tan sólo setenta años”. Así presenta Carles Jiménez, comisario de la muestra, la exposición que se inaugurará el próximo viernes, 17 de setiembre, a las 18.30 h, en la sala de cultura San Diego de Alaior.

La muestra es la tercera parte del ciclo de exposiciones y se dedica a la ira y la lujuria.  Se “quiere invitar al público a revisitar los pecados capitales desde una óptica contemporánea a través de las obras de trece artistas menorquines que hacen su interpretación de los diferentes pecados a partir de técnicas y lenguajes artísticos diferentes. A lo largo del ciclo tendremos ocasión de conocer su visión desde la fotografía, la escultura, el vídeo, la pintura, la ilustración, la instalación o el arte digital”.

Esta tercera exposición cuenta con la participación de Bettina Gleiss (escultura), Matías Quetglas (pintura, dibujo y vídeo), Carles Gomila (pintura y dibujo). Para Jiménez las obras de Matías Quetglas ilustran la “desazón por el deseo sexual hasta el enloquecimiento del ser”. Carles Gomila reinterpreta este pecado “desde el mito de la esfinge, un monstruo devorador de hombres, y del cine erótico y de terror italiano de los años sesenta y setenta”. Y las obras de Bettina Gleiss, de arcilla y estuco, “evocan la voluptuosidad y la sensualidad de las formas orgánicas y nos remiten a la lujuria”.


Comment

  1. … obviamente, la lujuria no es ningún pecado, pues no debemos avergonzarnos de ello, sino todo lo contrario, es una exaltación de la vida y esencial en la vida del ser humano, uno se realiza a sí mismo también gracias a ella… la ira en cambio sí que se perniciosa, porque si bien en algunos casos puntuales puede protegernos, es un sentimiento negativo de cara a nuestros semejantes, a diferencia de la lujuria, que es el paradigma de los buenos sentimientos de comunicación con congéneres… en cuanto a esa memez de “ley divina”, no merece ni comentario alguno, no hay divinidades, ni leyes que tengamos que temer transgredir, pues no hay consecuencias, ni policía de la moral, ni talibanes celestiales ni nada… es risible que se siga aún con éste discurso vacío

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