En el año 1830 miles de menorquines se subieron a los barcos para colonizar un territorio que debía ser una nueva oportunidad para los isleños. La legislación que prohibió el comercio de grano con el exterior y la falta de tierras propias, ahora en manos de unos pocos terratenientes que no estaban dispuestos a cederlas para su explotación, hizo que muchas personas que en las décadas anteriores habían abandonado el campo por la ciudad, se encontraran ahora sin opciones de futuro. La presencia militar francesa en el puerto de Maó con motivo de su conflicto con Argelia permitió conocer la realidad de las ansias colonizadoras del norte de África.
Los menorquines no estaban obligados a realizar el servicio militar siempre y cuando accedieran a la propuesta de Francia de ir a África, donde tendrían opciones de ser propietarios de la tierra que trabajaran, algo que en Menorca ya no pasaba; La propiedad había quedado reducida de manera drástica a solo 28 potentados que controlaban las tierras cultivables de la Menorca de principios del siglo XIX.
Un tercio de la población censada dio el paso. Escapaban de la miseria con la esperanza puesta en una vida mejor. Allá dejaron su huella, aún hoy reconocible, en el desarrollo de ciudades, empresas y la sociedad local. Pero con el paso del tiempo, la historia ha cambiado sustancialmente y ahora es Argelia la que mira a Europa como su puerto de destino.
En las últimas fechas se han sucedido la llegada de pateras de migrantes a Balears que llegan del norte de África. El perfil de migrante es mayoritariamente subsahariano para las pateras que llegan a las Islas Canarias pero para las del Mediterráneo es un perfil de procedencia libia, argelina e incluso marroquí.
En Argelia la situación política, económica y de bloqueo está dinamitando el futuro de los jóvenes que aspiran a una vida mejor. Ven a Europa como su vecino que progresa social y económicamente e idealizan muchos aspectos que les impulsan a utilizar cualquier medio para viajar y comenzar una nueva vida lejos de casa.
Martí Carbonell, vocal del Ateneu de Maó y gran conocedor de la realidad de Argelia, expresaba este viernes en Radio Menorca su preocupación por la deriva de este país que tiene lazos tan cercanos a nuestra Isla. La historia se repite pero a la inversa y el mar cobra sus víctimas que arriesgan el cuello por cruzar de orilla a orilla.