El grupo de investigación Gravity de la UIB ha participado en la detección de 90 eventos de los que hay constancia gracias a que se han “oído” con la técnica de ondas gravitacionales. El mérito es compartido a través de la colaboración científica con los equipos LIGO, Virgo y KAGRA, que acaban de publicar en conjunto el mayor catálogo de colisiones entre agujeros negros y estrellas de neutrones.
En una entrevista que Alicia Sintes ofreció a Radio Menorca esta semana, las colisiones ocurridas hace millones de años en el espacio fueron recogidas por un equipo mundial de científicos que utilizan la red internacional de observatorios de ondas gravitacionales y entre los que se encuentran los miembros del grupo de la UIB.
Si las previsiones de mejora tecnológica continúan a este ritmo, en 2022, con los nuevos sistemas la detección los hallazgos de nuevos eventos podrían darse a diario. Desde la UIB han solicitado la puesta en marcha de un superordenador para este fin, participando de la convocatoria de fondos europeos, con un valor estimado de 600.000 euros.
La catalogación de agujeros negros se ha incrementado sustancialmente, obteniendo datos de más variedad de tamaños y tipología de agujeros negros. Dos de los nuevos eventos detectados podrían ser estrellas de neutrones y agujeros negros que se fusionan, un evento mucho más raro.
Un agujero negro estelar es formado por el colapso gravitacional de una estrella masiva (más de 30-70 masas solares) al final de su tiempo de vida. El proceso es observado como una explosión de supernova o una explosión de rayos gamma. La masa mínima estimada de estos agujeros negros es del orden de unas 3 masas solares.
Las investigaciones que surgieron hace seis años atrás con el primer evento detectado por la técnica de ondas gravitacionales nos permite saber hoy que un agujero negro de masa estelar también puede formarse por la fusión de dos estrellas de neutrones, como sucedió en el evento GW170817. El estudio de este evento permitió precisar que la masa máxima de una estrella de neutrones no rotante sería de unas 2.25 masas solares, lo que abre la puerta a la existencia de agujeros negros de masa estelar a partir de unas 2.3 masas solares.
El catálogo conocido ha sumado 35 nuevos eventos detectados, 32 de los cuales eran probablemente fusiones de agujeros negros, es decir, dos agujeros negros que giran uno alrededor del otro y finalmente se unen. Son de distintos tamaños, y el más masivo tiene una masa 90 veces superior a la de nuestro Sol.
Los detectores funcionan utilizando láseres de alta potencia para medir cuidadosamente el tiempo que tarda la luz en viajar entre los espejos a lo largo de dos brazos perpendiculares. Los científicos han de descartar el “ruido” de los eventos claramente definidos. En los ciclos de observación más avanzados, los detectores de ondas gravitacionales alcanzaron el mejor rendimiento de su historia, gracias a un programa de actualizaciones y mantenimiento constantes que han aumentado su sensibilidad.