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El crecimiento ilimitado no es compatible con la protección de la biodiversidad

Un estudio conjunto de la Universidad de las Illes Balears, el Instituto Español de Oceanografía y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados propone una estrategia de decrecimiento sostenible para restaurar las condiciones ecológicas del planeta

El trabajo concluye que los programas actuales de conservación orientados al crecimiento son altamente ineficaces, puesto que el crecimiento se encuentra en la raíz del colapso biológico
El trabajo concluye que los programas actuales de conservación orientados al crecimiento son altamente ineficaces, puesto que el crecimiento se encuentra en la raíz del colapso biológico

«El crecimiento económico ilimitado, necesario para sostener las sociedades capitalistas actuales, requiere un consumo continuo —y cada vez mayor— de materiales y energía», apunta Joan Moranta, investigador del Instituto Español de Oceanografía y primer autor del trabajo publicado en la revista científica Conservation Biology por un equipo científico multidisciplinar del Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Universidad de las Illes Balears (UIB) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) en el que exponen las evidencias empíricas que demuestran que el crecimiento económico ilimitado es el principal impulsor de la pérdida de biodiversidad y defienden y proponen medidas hacia un decrecimiento sostenible.

Este nuevo trabajo establece un diálogo entre diferentes ramas del conocimiento vinculadas con el análisis de la relación sociedad-naturaleza, particularmente de la biología, la economía y la geografía. El artículo supone un análisis crítico sobre la pérdida de la biodiversidad y sus causas, así como las contradicciones sobre las que se construye la agenda política para la conservación de la biodiversidad.

Para cubrir las exigencias materiales y energéticas, según explica el artículo, se ha transformado profundamente una parte importante del planeta, con las consiguientes consecuencias negativas para la biodiversidad. La expansión de la agricultura intensiva, la silvicultura, la pesca, la acuicultura, la industria, la urbanización y el transporte motorizado son solo algunas de las actividades económicas que están alterando los ecosistemas terrestres, acuícolas y marinos, lo que ha derivado, entre otros, en la pandemia de la COVID-19.

En el artículo se revisan las implicaciones del concepto de sostenibilidad sobre el que se construyen algunos de los acuerdos más relevantes para la conservación de la biodiversidad, como el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi 2020, ambos del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Además, los autores muestran cuál es la relación existente entre crecimiento económico y biodiversidad y proponen, en el marco de una estrategia de decrecimiento sostenible, algunas medidas para atajar los problemas socioecológicos derivados de ella.

Los límites de la economía verde

Una gran parte de la literatura sobre sostenibilidad sostiene que el crecimiento económico es esencial para la protección de la biodiversidad, al considerar que el crecimiento consigue aumentar los beneficios mediante mejoras en eficiencia tecnológica a la vez que permite disminuir el consumo de materiales, energía y emisiones de gases de efecto invernadero. Según los investigadores, los defensores de esta posición sugieren de esta forma que es posible disociar el crecimiento de la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad, una idea en la que se basa la economía verde o capitalismo verde.

Los investigadores señalan que, sin embargo, no dejan de aparecer nuevas evidencias que muestran los impactos devastadores sobre la biodiversidad derivados de la extracción de recursos naturales asociada a la expansión de la actividad económica. A pesar de ello, las ideas más recientes en torno al desarrollo sostenible siguen sugiriendo que el crecimiento económico es compatible con los límites biofísicos planetarios y abogan por la conservación de la biodiversidad a través del crecimiento ilimitado.

Los investigadores apuntan que las políticas de conservación actuales siguen, casi exclusivamente, los postulados de la economía convencional, y dan lugar a programas internacionales para la conservación de la biodiversidad cuyo enfoque se centra en medidas de conservación basadas en promover nuevas áreas protegidas y en la cantidad de tierra y mar que debe mantenerse aislada de los sistemas de producción. Es lo que algunas autoras han definido como «islas de conservación» en un «océano de degradación».

El artículo resume los principales resultados de los trabajos existentes en torno a las contradicciones entre crecimiento y conservación de la biodiversidad. Tras décadas de defensa de la compatibilidad entre conservación y crecimiento, las evidencias científicas apuntan hacia una auténtica emergencia de la biodiversidad. Así, el trabajo concluye que el capitalismo no es compatible con la protección de la biodiversidad y que los programas actuales de conservación orientados al crecimiento son altamente ineficaces, puesto que el crecimiento se encuentra en la raíz del colapso biológico.

Decrecimiento sostenible

Los autores apuntan que se puede garantizar una mejor conservación y preservación de la biodiversidad a través de una estrategia global de decrecimiento sostenible encaminada a reducir el deterioro de la base de recursos planetarios y la consiguiente degradación ambiental planetaria. Estos objetivos pueden lograrse promoviendo actividades socialmente responsables y respetuosas con el medio ambiente, eliminando o reduciendo las perjudiciales y promoviendo nuevos objetivos de prosperidad sostenible sin crecimiento.

Según los investigadores, algunas de estas actividades que podrían promoverse bajo una estrategia global de decrecimiento sostenible serían una transición energética justa, la disminución de la generación de residuos mediante el rediseño de los procesos de producción para facilitar la reutilización y el reciclaje de los componentes de los productos, la prohibición de la obsolescencia programada, la promoción de la agroecología o la promoción de los servicios de cuidado, salud y educación.

Los autores del estudio son Joan Moranta y Manuel Hidalgo, investigadores del Centro Ocenoagráfico de Baleares del IEO; Catalina Torres e Ivan Murray, de la Universidad de las Illes Balears; Hilmar Hinz, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB); y Adam Gouraguine, de la Univerisdad de Newcastle.


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