La crononutrición es un concepto surgido en 1986 (aunque su interés aumentó a partir de 2013) y que viene a demostrar que la hora en la que consumimos los alimentos juega un papel importante, influyendo directamente en nuestra salud y también en la pérdida de peso.
Esta disciplina aconseja respetar el ritmo natural del organismo y comer cuando este es más favorable a poder asimilar los alimentos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los horarios españoles no son muy favorables para ello, dado que comemos y cenamos muy tarde con relación a los ritmos circadiarios (ritmo biológico relacionado con los movimientos de traslación y rotación de la tierra) de nuestro cuerpo.
La crononutrición aconseja realizar la comida principal del mediodía antes de las 15 h y la cena, aunque no marque horarios preferentes, es conveniente que se produzca al menos dos horas antes de acostarse.
Advierte además de los riesgos que supone por ejemplo cenar demasiado tarde, y es que esta práctica favorece la diabetes y la obesidad, entre otros problemas.
Otras recomendaciones útiles de esta teoría es dormir entre siete y ocho horas, dedicarle al desayuno al menos veinte minutos de nuestro tiempo y hacerlo de forma sentada, no hacer deporte tampoco durante la noche o en las últimas horas de la tarde, evitar café y refrescos y no estar expuestos durante el sueño a luces que provengan de aparatos electrónicos.
Artículo de Eva Remolina / AMIC para Menorcaaldía